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sábado 20 de abril de 2024 - Edición Nº3682

Economía | 31 mar 2015

Opinión

Un paro que no modifica el rumbo económico del Gobierno

Debería apuntarse a protestar por la actualidad salarial de la gran mayoría de asalariados; el alto porcentaje de trabajadores no registrados que aún existe y hasta por las magras remuneraciones que percibe la clase pasiva. Y ni hablar de los impuestos regresivos como el 21 % del IVA que pagan sobre todo los más pobres.


El paro general convocado por la Unión Tranviarios Automotor (UTA) con adhesión de la CGT Azopardo y la CGT Azul y Blanco, lideradas por el camionero Hugo Moyano y el gastronómico Luis Barrionuevo, respectivamente; la CTA Autónoma de Pablo Micheli, más el aporte de los partidos de izquierda -movilización y piquetes mediante-, no modificarán el rumbo económico del Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.

La medida de fuerza –que afecta también a bancos, vuelos en Aeroparque y Ezeiza y puertos- se hizo sentir y mucho en el ámbito metropolitano con un alto acatamiento del paro del transporte público, mientras que en el interior del país, al igual que sucedió con medidas de fuerzas anteriores, se sintió menos.

Pero como en la Argentina todos los caminos conducen a Buenos Aires, la postal de la Capital Federal y Conurbano desiertos que exhibieron en cadena las señales televisivas de noticias fueron contundentes, tanto como fueron impresentables los argumentos de los promotores del paro.

De todos modos, a primera hora de la mañana, el secretario general de la UTA, Roberto Fernández, había aclarado que la altísima adhesión “no es ninguna alegría. Acá, el que pierde es el país. Y nosotros no queremos que esto suceda. El Gobierno se niega a razonar y sentar a una mesa para discutir”.

Fue una reflexión que demolió Barrionuevo al referir en forma cuasi discriminadora que “el rusito no tiene respuesta”, en obvia alusión al ministro de Economía, Axel Kicillof.

Lo concreto es que el paro perdió legitimidad toda vez que se persiguió el objetivo de perjudicar a un Gobierno con una medida que exige una baja en el mínimo no imponible del impuesto a las ganancias, que sólo afecta a un 10 por ciento del universo de trabajadores, cuando en realidad debería apuntarse a protestar por la actualidad salarial de la gran mayoría de asalariados, el alto porcentaje de trabajadores no registrados que aún existe y hasta por las magras remuneraciones que percibe la clase pasiva. Y ni hablar de los impuestos regresivos como el 21 por ciento del Impuesto al Valor Agregado (IVA) que pagan sobre todo los más pobres.

Por más que el líder de los trabajadores gastronómicos, que se hizo célebre por aquella máxima que llamaba a “dejar de robar por dos años” para que el país mejore, diga que "el éxito contundente de una medida de fuerza pasa por el transporte, los trenes, los colectivos, los puertos. Esta es la realidad y Aníbal (Fernández) lo sabe. Lo que tienen que hacer es dar una respuesta”, y la réplica del Gobierno es que no habrá en lo inmediato un cambio de rumbo ni medida parecida a modificaciones en ganancias.

Aun cuando el titular de la CTA oficialista Hugo Yasky, que no adhirió a la medida de protesta, admita que “el Gobierno tiene que sacarse las anteojeras y modificar las escalas” de ganancias.

Porque la gestión kirchnerista es consciente de que la medida de fuerza de este martes no contempló reclamos que abarquen a la gran mayoría de los trabajadores del país.

Además, el jefe de Gabinete Aníbal Fernández y Kicillof mantuvieron un encuentro con los empresarios del transporte en la Casa Rosada para reprocharles la inacción frente a los gremios y porque no ponen sobre la mesa y no explicitan que “el Estado paga el subsidio a los empresarios. El Estado hace el esfuerzo y garantiza la retribución de los subsidios”.  Y los instaron a adoptar una actitud responsable porque “los empresarios tienen que hablar con los gremios”.

Este martes, al evaluar las primeras horas del paro nacional en su habitual rueda de prensa en la explanada de la Casa Rosada, el jefe de Gabinete de ministros fue mucho más explícito sobre el rol de los empresarios al quejarse de que “el Estado, en nombre de todos los argentinos, termina siendo como cornudo y apaleado”.

El funcionario sostuvo que “el empresario es el empresario, el trabajador es el trabajador y el Estado pone la plata y le hacen el paro el Estado; el Estado, en nombre de todos los argentinos, termina siendo como cornudo y apaleado”, recalcó Fernández.

El ministro coordinador insistió en aclarar por qué la medida de fuerza convocada por la modificación en el impuesto a las ganancias no tiene sentido cuando es impulsada por la UTA. “Alguien tiene que contar lo que está sucediendo. Prácticamente no hay personal que involucre a la UTA que esté pagando ganancias. Discutimos un paro por ganancias que no tiene prácticamente personal que lo pague”, sentenció.

En la jornada del lunes, Axel Kicillof se había expresado en el mismo sentido que el jefe de los ministros y puso en duda que el reclamo por la baja del mínimo no imponible del controvertido impuesto sea el verdadero motivo de la huelga.

El titular del Palacio de Hacienda fundamentó que “Ganancias afecta al 10 por ciento de los trabajadores. Hay una medida general de los trabajadores por un problema del 10 por ciento. Analizando los números, hay una desproporción entre la naturaleza de lo que se reclama y la medida de lo que se toma. Esa desproporción se explica por otra causa”. Y dejó entrever en idéntica visión que otros funcionarios que se está frente a un “paro político”.

Desde la vereda de enfrente, Luis Barrionuevo comenzó a elucubrar con la posibilidad de un próximo paro pero de 36 horas a la vez que se mostró quejoso por la falta de diálogo del Ejecutivo de CFK y recalcó que “este Gobierno no te da respuesta, no habla y al que va a hablar lo saca a patadas en el traste”.

Al cierre de esta nota –horas del mediodía- los organizadores del paro no habían convocado a conferencia de prensa alguna pero por notas en radios y la TV destacan un 95 por ciento de adhesión a la medida. No funcionan colectivos, trenes, subtes ni aviones. También está paralizada la distribución, están cerrados los bancos, y los hospitales sólo atienden por guardia.

Para el próximo paro, la UTA, la CGT opositora, la CTA Autónoma y los partidos de izquierda deberían pensar en la totalidad de los asalariados; en la eliminación de los impuestos recesivos (IVA) y en un inmenso porcentaje de argentinos que no supera los 5 mil pesos mensuales a la hora de parar el país. Así, serán más creíbles. (ANDigital)

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