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viernes 29 de marzo de 2024 - Edición Nº3660

El Fierro | 25 feb 2015

Opinión

Fortalecer el Frente Popular

Los trabajadores y el pueblo podemos avanzar en la lucha y en las elecciones, actuando con independencia en la pelea entre el gobierno y otros sectores de las clases dominantes. La semana política por Ricardo Fierro.


Canchas marcadas

En el Estado, o sea en el poder, dos grandes fuerzas se enfrentan en lo que muchos llaman una guerra. Cada una de esas fuerzas busca marcarle la cancha al otro; y las dos quieren marcarle la cancha al pueblo. Disputan por cómo se va a llegar a las elecciones, y quién va a ser el más fuerte en el poder después de las elecciones. Las fuerzas populares y antiimperialistas trabajamos para que los trabajadores y el pueblo tercien en esa disputa, con sus propias iniciativas, su propio programa, y peleen su propio futuro.

El kirchnerismo gobernante pasó del discurso “progre” a colocar a Milani, un represor de la dictadura, al frente del aparato de espionaje y represivo. Del discurso “nacional y popular” a abrazarse a los que restauraron el capitalismo en China y hoy regentean un imperialismo fascista en lo interno y agresivamente expansionista en lo externo, y en segundo lugar a la Rusia de Putin. Cuando Cristina K se burla del 18-F y cuenta intimidades de su conversación con el jerarca chino Xi Jimping, está diciendo a sus rivales que ella juega en “la cancha grande”, que el futuro de la Argentina está en engancharse al tren chino, el tren del imperialismo en ascenso. Lo mismo dijo Menem cuando se abrazó a los yanquis, y Videla con los rusos, y la vieja oligarquía con los ingleses. Así siempre nos fue mal.

Cuando Cristina K ofrece como futuro nacional la alianza estratégica integral con China, está revelando su condición de clase. El grupo económico K, que creció brutalmente con la corrupción en el manejo del Estado, es un grupo de burguesía intermediaria del imperialismo, asociada con capitales chinos; y también con capitales rusos (lo que se expresa en el apoyo de los 5 partidos de Credicoop, y en la alianza con Scioli), y se abraza, también, con grandes terratenientes como Benetton y Soros. Esa “alianza K” es de derecha. No es mejor ni peor que sus rivales. Tampoco es el mal menor, por varias razones: hoy gobierna y tiene la iniciativa, trabaja a toda máquina para atarnos a China, y puede ser la principal fuerza, no solo política (con o sin el gobierno), después de las elecciones.

La derecha opositora

Hay que diferenciar en el 18-F dos sectores. Uno es un amplio sector de capas medias, sobre todo de la Capital Federal, y en menor medida de otras ciudades, que considera que el kirchnerismo, con la desprotección a Nisman, el mamarracho de investigación, y los ataques al fiscal, cruzó una raya que va más allá de la soberbia y el patoterismo K: si se lo hacen a Nisman, se le pueden hacer a cualquiera.

El otro sector fueron fiscales, jueces y grupos como Clarín y Techint, que sacaron a sus candidatos de sus campañas en las playas y los metieron en el “caso Nisman”. Juntaron a sus candidatos, Macri, Massa, Cobos, De la Sota, Binner, y otros, la derecha opositora, que debió asumir un papel secundario por temor a irritar a la mayoría de los que marcharon, que no tiene su voto cautivo.

Así como Cristina K viaja a Pekín, los candidatos de la derecha opositora viajan a Nueva York y a las capitales europeas. Y los reciben con aplausos en las organizaciones empresariales como la AEA. No se puede entender “el caso Nisman” sin analizar la disputa interimperialista mundial, y la división en el bloque dominante, que está estrechamente ligada a esa disputa interimperialista.

La cancha está embarrada

Cada sector del bloque dominante acusa al otro de golpista. Cristina K dijo que el 18-F fue “la aparición pública del Partido Judicial” como “un superpoder por encima de las instituciones surgidas del voto popular” que intenta “desestabilizar el Poder Ejecutivo” y “desconoce las decisiones del Legislativo”. La derecha opositora le contestó que está en marcha “un autogolpe de Cristina Kirchner y Milani”, copando la Justicia y los espías, para garantizar su futuro político y la impunidad de su corrupción.

Las dos derechas están embarrando la cancha. En los meses que faltan para las elecciones va a haber “carpetazos” de uno y otro lado, y también cosas imprevisibles. Por delante hay una fecha clave, las PASO, las internas nacionales que definirán el tablero electoral el 9 de agosto. Para lo que viene después, Cristina K se ató a la llegada de los préstamos de China para llegar a las elecciones. Ya se habla de una posible corrida al dólar, después de las PASO, empujada por los exportadores que quieren una devaluación que compense la caída de los precios de la soja, los minerales y otros productos argentinos.

Los trabajadores y el pueblo

Aunque las dos derechas quieran ocultarlo, en la cancha hay una tercera fuerza, obrera y popular, muy poderosa cuando se une, como ocurrió en los paros nacionales del año pasado.

El 4 marzo, en medio del shock que provocó la muerte dudosa de Nisman, la marcha multisectorial de Congreso a Plaza de Mayo plantó una bandera nacional y democrática denunciando la impunidad y exigiendo una Comisión Investigadora Independiente y la apertura de los archivos secretos. Esa multisectorial ratificó su posición como fundamento de su no participación el 18-F.

El paro nacional de ATE el 2/3, acompañado por el paro de CTA de Buenos Aires, es un paso muy importante con la perspectiva de nacionalizar y unir la batalla por las paritarias, y empalma con el inicio de las clases, en donde también los docentes enfrentan propuestas de los gobiernos nacional y de provincia muy por debajo de la inflación.

El 4 de marzo, el Plenario de la CCC ha propuesto una jornada nacional multisectorial de lucha contra los acuerdos entreguistas y antiobreros del gobierno K con China. Hay mucha preocupación en los de abajo por esta política K de desindustrialización, que liquida miles de puestos de trabajo y la industria nacional, para abrirle las puertas al imperialismo chino.

El 8 de marzo será una jornada nacional clave, de los combativos movimientos de mujeres, por el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, como propuso Clara Zetkin y aprobó la Internacional. Luego las Naciones Unidas le dio un carácter de jornada mundial de la mujer.

El 17 de marzo se movilizan los desocupados, en una nueva jornada nacional; un movimiento que crece con la nueva oleada de despidos que provoca la política K. Hasta el Indec K tuvo reconocer que creció la desocupación, aunque oculta a los que ya no buscan trabajo.

La Confederación del Transporte decidió un paro nacional el 31/3, y abrió caminos para unificar la propuesta con otros sectores del movimiento obrero, para unificar la lucha de paritarias, por salarios, jubilaciones y planes sociales en relación a la canasta familiar, enfrentando a los despidos, el robo del impuesto a las ganancias, etc. Es posible, también, unir estos reclamos con la lucha de los tamberos de Santa Fe, los frutihorticultores de Río Negro y Neuquén, con los estudiantes y demás sectores populares.

Desde abajo, marcar la cancha

Se viene un marzo caliente, de luchas, lo que va a ayudar a crear las condiciones para realizar un paro nacional activo de 36 horas y multisectorial. Un paro que una los reclamos de económicos y sociales de los trabajadores y el pueblo, con la lucha contra la represión y la impunidad, y el rechazo a los acuerdos con China.

En medio de la feroz disputa entre el gobierno K y otros sectores del bloque dominante, es fundamental llegar con el Frente Popular a las masas, para que éstas tengan una herramienta política que les permita terciar en esa disputa, con su programa popular y antiimperialista.

Luego del lanzamiento nacional, se han dado pasos con el cierre de listas en Salta (con 330 candidatos, y en Santa Fe, con buenos frentes. Hay negociaciones para frentes amplios en Capital Federal y Río Negro, entre otras provincias; también en La Matanza, Lomas de Zamora y Mar del Plata.

También avanza la campaña del PTP en las provincias que todavía y llegaron. Impulsar las luchas, las multisectoriales, y fortalecer el Frente Popular, es fundamental para la situación política actual, creando condiciones para el paro nacional activo, de 36 horas, multisectorial, que coloque a los trabajadores y el pueblo, terciando con sus reclamos económicos, sociales y políticos, en el centro de la escenario nacional, marcándole la cancha a la disputa de los de arriba.-

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