La “nena” de la tribuna de Nico debuta en la pantalla grande

CAPITAL FEDERAL (ANDigital) El jueves 10 de octubre estrena Como una novia sin sexo, ópera prima de Lucas Santa Ana protagonizada por Javier De Pietro; Agustín Pardella y Marcos Ribas. El elenco se completa con Luana Pascual, la nena que saltó a la fama como la más pequeña de los integrantes de la tribuna de Nico, el programa conducido por Nicolás Repetto a mediados de los 90 en la pantalla de Telefe.

Ante la inquietud de saber qué fue de su vida a 20 años de aquel éxito televisivo, la actriz se prestó al diálogo con ANDigital. Y como lo primero es lo primero, recordó los inicios y algunos momentos de su trayectoria ligada al mundo artístico.

“A los 7 años les pedí a mis papás que me lleven al concurso de baile del programa de Reina Reech (Reina en Colores). Yo siempre re cebada, cara-rota, robaba cámara y al final se terminaron copando porque participaba de todo. Llegué a la final, al otro año volví a participar y gané. Luego ya hice musicales con ella y me ‘adoptó’ entre los infantiles”, reseña.

También menciona: “me hice muy amiga de Juana Repetto (hija de Reina y Repetto), ella venía a mis cumpleaños y viceversa. Justamente en un cumple de ella ponen Michael Jackson y yo me pongo a bailar como loca. Estaba Nico Repetto y pregunta por mí, Reina le comenta del programa y al tiempo llamaron a mis viejos a ver si podían llevarme a Nico. Yo me sumé con el programa en marcha”, añade sobre su desembarco en el ciclo de los mediodías.

Además, recuerda que “primero hicieron tribuna de chicos chiquitos para vacaciones de invierno, pero terminaron las vacaciones y yo me quedé fija por elección de Nico. Salía del colegio, iba al canal y volvía a la noche a mi casa. Parte de mi infancia fue adentro de un estudio de TV”.

Consultada por el infausto destino que suelen tener los niños que asoman al éxito y luego ven malograda una carrera artística, afirma: “por suerte siempre mis viejos me bajaron a tierra, no dejaban que me coma ninguna. Yo elegí ir a la tele, no me llevaron ellos, no sentía la presión”, además “vengo de familia laburadora, mi viejo camionero, mi mamá docente. Cero malcriada. Los chicos que terminan mal quizás hayan sido los más presionados: ‘mirá ahí está Cris Morena, andá, saludala, hacé tu gracia’”, completa.

Desagravio a Repetto

“El chabón no es careta y quizás mucha gente no se lo banque por eso. Como era delante de la cámara lo era detrás. Siempre tuvo la mejor conmigo, cuando tuvo la posibilidad me ayudó en materia artística, no así Pablo Codevila que a la mayoría le puede parecer más simpático y no tanto”, revela Pascual.

En torno al ganador del primer Martín Fierro de Oro por Fax, precisa: “lo volví a ver después de muchos años en El artista del año, en Canal 13, me llama Juanita que estaba en la producción. Supuestamente era un reality de talentos, no le fue bien, no le dieron el tiempo tampoco para que se desarrolle. Lo quisieron virar para el lado del escándalo, quisieron hacer un Gran Hermano, generar peleas, abastecernos de alcohol y preservativos para tener rating. Un espanto, un mes encerrados en Estudio Mayor. Arrancó como un reality artístico, pasó por horarios fantasmas y se cayó”.

“Ese fue un reencuentro con Nico que fue jurado y también se fue cuando empezó a cambiar el formato”, culmina sobre el fallido programa conducido por la nieta de Mariano Mores.

Naranja y media

“Fueron dos años con Nico y de ahí me llaman para Naranja y Media, con dirección de Rodolfo Ledo, mi primer director. En principio iba a ser un bolo, pero me terminaron dejando. Era una hija que le aparecía a Juan (Guillermo Francella). Según cómo me desempeñara quedaba o no. A mi vieja le dijeron: ‘si la nena va bien, el ADN da positivo y si vemos que no va, da negativo’. Me quedé hasta que terminó”, rememora sobre su participación en el ciclo en el que Francella se repartía entre el amor de Millie Stegman y Verónica Vieyra, antes de pequeñas participaciones en Chiquititas durante 1998.

En la debacle de las producciones de finales de los 90, Pascual da cuenta de proyectos que quedaron truncos antes de ver la luz, como la nueva versión de Festilindo o Chiquititas, corazón en banda.

“Por un tiempo no quise saber nada más, me dediqué a hacer vida de adolescente, amigos, alejarme y ya “en el 2003 me fui a vivir a Perú por un proyecto musical, en principio por tres meses y me terminé quedando dos años, cantando con una banda. Una experiencia que me hizo crecer y madurar de forma muy fuerte”, revela.

Con separación sentimental de por medio, regresó en 2005 para realizar desde Buenos Aires programas para Telemedia, en pleno furor de los ciclos de concursos telefónicos y despuntando el vicio del canto.

“Fueron 10 años haciendo programas para acá, para afuera. Sentí que estaba estancada, pese a estar súper cómoda y con pasos por Canal 9 o Telefe. Renuncié y de ahí empecé a despegarme. Ese verano conozco a quien fue mi novio que tenía prevista una temporada en Ibiza. Estuve cantando en un lugar, no me gustó la gente para qué va ahí. No fue mi lugar, me costó otra separación y regresé pese a que no me había ido mal”, prosigue.

Como una novia sin sexo

“Todo el 2015 fue con obras para niños en Tecnópolis, ahí me volvió el alma al cuerpo por poder reacomodarme y de ahí caí al casting para la película. Varieté brutal fue la obra que estaba haciendo en el off y Lucas Santa Ana fue a verla y de ahí contacta para el casting. Justo había enganchado para unos infantiles en Uruguay y no pude ir. Insistió, fui, lo hice. A la semana me confirman que fui elegida”, destaca.

“Tuvimos un par de ensayos y luego arrancar tres semanas a Villa Gesell para el rodaje. Artísticamente fue de las experiencias más hermosas que tuve. Nunca pensé que hacer cine era tan maravilloso. Siento que tiene más que ver conmigo, pese a que el teatro también me apasiona”, pondera.

Sobre la historia en sí, explica que “estamos hablando de una época, en los 90, donde todo era mucho más genuino. Hoy no sé si hay pibes que puedan aislarse, sin wi-fi por ejemplo en un camping”.

“Mi personaje se separó, renunció al trabajo. Cuando leí el libro no podía creer que me estaba llegando en ese momento de mi vida. Me copó apropiarme del personaje. Tiene que haber verdad para la composición. Es mi primera película y la hice con todo el amor del mundo”, insiste.

“Y en Como una novia sin sexo hay tres chicos, algunos un poco confundidos, no se definen sexualmente y para colmo llega un mina y genera un quilombo de proporciones. Además no es una pibita tranquila, medio rencorosa, tenés tres para elegir, con uno no funciona, probás con otro y sumado a que viene medio despechada…”, remata.

Secreto en el médano

Un bosque frente al mar. La soledad. El lugar perfecto para acampar. Así tres jóvenes de 20 años buscan reencontrarse para recuperar una amistad. La adolescencia vivida confronta a la nueva juventud. Los deseos son distintos, otros, nuevos. Algunos correspondidos, otros no.

El tiempo los ha cambiado y la aparición de una chica los llevará al límite de sus deseos a riesgo de romper todos los lazos que los unen. Ahora están al desnudo frente a frente.

El director, Lucas Santa Ana, puntualiza: “en 2001 empecé a estudiar cine en la ENERC y tenía una historia que contar. 15 años después, la veo en la pantalla. Fue un proceso largo, de mucha paciencia y perseverancia”.

“La película habla de la amistad, de la fragilidad de los vínculos, del amor, la exposición del yo frente al otro y del miedo al ‘qué dirán’. Lo más difícil a veces es hacerse cargo de los propios sentimientos y actuar en consecuencia, aunque eso implique decisiones dolorosas”, sentencia.

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Como una novia sin sexo

Viernes 4 de noviembre a las 16 en el Festival Asterisco

Jueves 10 de noviembre, estreno en cine.-