Lucila, rompiendo estereotipos: “El arte no discrimina”

CIUDAD DE BUENOS AIRES (ANDigital) Tras presentarse con marcado suceso en diversos escenarios de México y España, Lucila regresó a la Argentina, donde hace años había iniciado su carrera artística, en un contexto muy particular.

Es que en su momento abrazó al arte como salvavidas para salir de un pozo depresivo y transmitir un fuerte mensaje de superación.

“Fui aprendiendo cosas que cuando sos chica no podés hacerlo por no tener las herramientas suficientes. Atravesé una depresión muy grande a causa del acoso escolar y quizás parece algo menor, pero en ese momento cuando tu vida es el colegio y tu casa, es muy doloroso”, introduce la compositora en diálogo con ANDigital.

Tras revelar haber estado internada para su tratamiento antidepresivo, recalca el trascendental apoyo de su familia para salir adelante. “Fue todo un proceso, no es que salí de un día para el otro tocando la guitarra. Las clases artísticas fueron reforzando mi parte emocional, siempre me gustó escribir y empecé a volcarlo en canciones, alrededor de los 16 años, una edad crítica y más en una sociedad que pugna por etiquetar”, reflexiona.

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— Lucila? (@LUCILAmusica) August 25, 2019

A los 9 años ya había comenzado a semblantear su faceta artística, cuando comenzó con la educación artística formal de la mano del reconocido director de teatro musical infantil Hugo Midón. Allí, tuvo la oportunidad de protagonizar varias obras y fue luego cuando decidió enfocarse en el canto.

El perfil quedó definitivamente consolidado en el momento en el que se cambió a una escuela secundaria con orientación artística, en donde se unió a diferentes grupos musicales, participó en talleres de percusión y logró formar su primera banda de rock/pop. “Involucrarme en el arte tuvo de bueno que es más flexible, brinda más oportunidades para expresarte y no sólo por cómo te ves o por la ropa que usás”, enfatiza.

Venta de su auto mediante, pudo costearse la grabación del álbum debut en el Estudio Panda. “Una vez que saqué el disco. Me daba vergüenza tocar acá, nunca había actuado con mi banda, siempre fue sola con mi guitarra y fue entre esas dudas que surgió la posibilidad de ir a México por un familiar que vive allí”, evoca.

En la nación azteca, encaró el proyecto solista “pegando carteles en todas las universidades” buscando músicos, arrancando únicamente con su compañero, Nahuel Troncoso. (guitarra). “El primer mes era llorar todos los días, tras tocar en la calle o en los subtes”, confiesa, pero no duda en hacer un balance positivo tras las audiciones y la formación de la banda que la acompañó en todo el tour mexicano.

De regreso en Argentina, Lucila debía arrancar de cero y así lo focaliza: “Néstor Tinaro (ingeniero de Panda y productor artístico del disco) me presentó un violero, Rodo Escorihuela, con quien laburó mucho en el estudio. Seguí con Nahuel en primera guitarra y se sumaron Juanse Rey (teclados) y Helena Dinzelbacher (batería), amigos de mi colegio artístico”. De allí en más, fueron ensayos y conocimiento, para llegar a la primera presentación en Hard Rock.

Con la banda asentada, hubo decenas de presentaciones en Capital Federal y Gran Buenos Aires; festivales y en gira por la Costa Atlántica.

Hoy por hoy, trabaja en su nuevo material musical junto al reconocido productor Chino Asencio, con tres canciones ya masterizadas y una pieza muy especial: “es la canción ‘Una vez más’, la escribí cuando mi abuela murió, justamente ella que motorizó mi camino en la música y por quien volví desde México para despedirla en vida”.

“El arte no discrimina y por medio de mi música busco capturar la atención de aquellas personas que alguna vez sintieron discriminación por parte de la sociedad y sus estereotipos pues creo en la diversidad y la aceptación de lo diferente por sobre todas las cosas”, asevera.

La emergencia sanitaria por el coronavirus impidió una presentación que estaba agendada en el coqueto “Che, yo te avisé”, pero una vez superada la contingencia prioritaria por el coronavirus, Lucila se apresta a retomar la senda del vivo.

“Siempre tratando de abrazar los errores y lo que nos aflige para poder transmutarlo en un motor para seguir adelante”, sentencia. (ANDigital)