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viernes 19 de abril de 2024 - Edición Nº3681

Interés general | 26 feb 2015

Gastronomía

“Los Talas del Entrerriano”: ¡Tomá Vegano!

Si bien hay cosas que se asan en las amplias parrillas (no perderse la rueda, parecida a los chinchulines, ni tampoco los chorizos caseros de puro cerdo), la razón de ser del lugar son los asadores de los cuales salen costillares vacunos, lechones, chivitos y corderos, todo en porciones harto generosas. También salmón rosado, conejo, pollo, bondiola de cerdo, matambre a la pizza, y como “nuevo” milanesas de vaca, pollo o cerdo. Hay más: son frescas las ensaladas y buenísimas las papas fritas.


Por Juan Carlos Fola (*)


Los Talas del Entrerriano es un clásico que convoca multitudes. Hay que ir a la provincia, en la zona de José León Suárez, pero el viaje vale la pena. Una verdadera tortura para vegetarianos, veganos, freeganos y otros detractores de la gran carne vacuna argentina.

Se trata de una rareza de la gastronomía local (porteña, del Conurbano para ser más precisos). No es un lugar donde prevalezca el lujo ni mucho menos. No tiene glamour, dirían algunos enfermos de las formas y no de los contenidos. El salón es casi una cancha de fútbol, con largas mesas de madera dura. También hay otras más “comunes”, tipo comedor.

El público, se verá, es bastante heterodoxo, aunque si sos fashion y mucho más si sos vegetariano o vegano, ni acerques a Los Talas porque verás al propio demonio en persona. Comer solo ensalada aquí es como ir a Lima y no comer pescado. Esta parte del nombre alude a unos árboles que daban sombra en la banquina de la ruta (ahora se llama Rosas pero es la continuación de Márquez, la misma que empieza en el Hipódromo de San Isidro).

En ese puesto de “dorapa” comenzó el entrerriano (la otra parte del nombre de la parrilla), en alusión a Don Oscar Bopp. Así como una vez Pedro Picciau creó Italpast como casa de venta de pastas y la gente le pidió que pusiera mesas, a Don Oscar le pasó lo mismo: primero se amplió a un galpón techado, y más tarde le agregó la carpa, con lo cual la capacidad llegó a casi 500 personas. Que por la noche de viernes y sábados hasta tiene renovación de mesas.

Los Talas del Entrerriano es una rareza de la gastronomía local (porteña, del Conurbano para ser más precisos). Ubicado en Avenida Brigadier Juan Manuel de Rosas 1391, José León Suárez, abierto de lunes a domingos al mediodía y viernes, sábados y vísperas de feriados por la noche. Teléfono 4729-8527.

Hay dos cosas que sorprenden. Una es la calidad del producto, sobre todo de los embutidos y lechones que el “caporale” tiene en la zona de Cañuelas. La otra, la celeridad con que los mozos te traen la comida, increíble si uno toma en cuenta la cantidad de gente que ves comiendo en las horas pico. Son todos muy amables, piolas. Te asesoran para que no gastes de más (inteligente postura del lugar, ya que todo eso te invita a volver).

Al final, vendrá una chica a cobrarte (una figura femenina siempre es más tolerable cuando hay que meter la mano en el bolsillo).

Si bien hay cosas que se asan en las amplias parrillas (no perderse la rueda, parecida a los chinchulines, una especialidad de la casa, ni tampoco los chorizos en tamaño enorme y caserísimos de puro cerdo), la razón de ser de Los Talas son los asadores de los cuales salen costillares vacunos, lechones, chivitos y corderos, todo en porciones harto generosas.

Si te gusta la carne jugosa, elegí la parrilla, sin dudas. Pero todo depende del día y la hora, a veces se acabó y se acabó, “no hay tu tía”. Vas a tener que comer lo que queda, siempre hay un bife, pero si los que te madrugaron se comieron todos los lechones.

También salmón rosado, conejo, pollo, bondiola de cerdo, matambre a la pizza, y como “nuevo” milanesas de vaca, pollo o cerdo. Hay más: son frescas las ensaladas y buenísimas las papas fritas. Los postres los dejo para los más golosos, son los clásicos de siempre: flan, budín de pan, etcétera.

La carta de vinos es simple, pero siempre encontrarás algunos “bueyes perdidos” de bajo costo y rinde amigable.

En síntesis, Los Talas del Entrerriano es sólo apta para carnívoros y amantes de la buena comida, mucho menos de los lujos y lo glamoroso, ideal para aquellos que quieren pagar lo justo por lo que les dan a cambio. Si entrás en estas categorías, éste es el lugar la que ir. Y José León Suárez no queda tan lejos, hasta podés acercarte con el tren de la línea Mitre, aunque Florencio Randazzo vende humo y no siempre funcionan.

Eso sí, no lleves la tarjeta porque no hay. Y acordate que las porciones son muy grandes, seguro que el mozo te va a asesorar para no cometer excesos que luego duelen en el bolsillo.

 

(*) Editor de Fondo de Olla, destapando la verdad gastronómica

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