miércoles 24 de abril de 2024 - Edición Nº3686

Interés general | 22 may 2015

AMBA

Usan vegetales para reducir la contaminación de la pestilente cuenca Matanza-Riachuelo

Se trata de un sistema innovador basado en la fito-remediación, a través del uso de especies vegetales nativas. La Agencia de Protección Ambiental del Gobierno de la Ciudad firmó un convenio con la Universidad de Flores para desarrollarlo en conjunto. 


CAPITAL FEDERAL (ANDigital) La cuenca Matanza-Riachuelo, que separa la Ciudad de Buenos Aires de la Provincia, es uno de los diez lugares más contaminados del mundo, con contaminación de aguas y de gases tóxicos que afectan directamente a 20 mil personas que viven cerca del curso del río.

Por eso, la Agencia de Protección Ambiental del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires decidió firmar un convenio a principios de 2015 con la Universidad de Flores, a través de la Facultad de Ingeniería y el Laboratorio Bio-Ambiental de Diseño-Arquitectura, para desarrollar en conjunto un prometedor plan de manejo y gestión de los ambientes ribereños de la cuenca baja.

Se trata de un sistema innovador basado en la fito-remediación, “una técnica que permite la remediación y mitigación de la contaminación tanto en ambientes acuáticos como terrestres a través del uso de especies vegetales nativas”, aseguran desde el grupo de investigación de la UFLO, el cual, para llevar a cabo el plan, ha desarrollado una técnica de plantación y multiplicación de especies seleccionadas denominada biorrollos.

Ésta consiste en la construcción y desarrollo de soportes y estructuras para alojar las especies vegetales. Se utilizan rollos de aproximadamente un metro de largo por veinte centímetros de diámetro, materializados por medio de textiles de trama abierta degradables y se rellenan con materiales vegetales de poda.

“En ellos se plantan y alojan las especies seleccionadas que una vez que enraízan dentro de los rollos, son llevados al territorio para ser fijados en la costa. De este modo se garantiza que las plantas colocadas en los bordes de la ribera prosperen, se fijen y enraícen de manera segura”, explican desde la institución.

Según reveló el director del proyecto, Sebastián Miguel, a UFLO Investiga, algunos estudios que acompañan el proyecto han determinado “la presencia de macrófitas tolerantes a los elevados niveles de metales pesados presentes en las riberas de la cuenca baja, siendo además acumuladoras de cobre, zinc, cromo y plomo”.

Durante febrero y marzo se realizó la navegación y relevamiento de algunas zonas con el objetivo de determinar los posibles sitios de intervención. Las primeras acciones del plan se realizan sobre un escenario piloto de 100 metros de la costa afectada de la cuenca. A la vez que se plantea trazar un sendero auto-guiado con señalética diseñada especialmente para esta propuesta “que permita la explicación y el entendimiento de las técnicas desarrolladas, la valoración del ambiente ribereño y la concientización ambiental”.

La Universidad de Flores, en su sede de Buenos Aires en Pedernera 288, cuenta con modelos de ensayos de biorollos en donde se cultivan y desarrollan algunas de las especies que fueron seleccionadas para este proyecto –como la sagittaria montevidensis (saeta), schoenoplectus californicus (junco) y echinodorus grandiflorus (cucharero), entre otras- con el fin de disminuir la contaminación de esta área crítica de Buenos Aires. (ANDigital)

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