jueves 28 de marzo de 2024 - Edición Nº3659

Interés general | 21 jun 2016

Salud

¿Por qué nos enfermamos más en invierno?

La mayoría de los procesos comienzan por la vía aérea superior (nariz, faringe, laringe, oído medio) y pueden extenderse a la vía aérea inferior afectando tráquea, bronquios y ocasionalmente el propio tejido pulmonar. Mitos y realidades acerca de las infecciones respiratorias, cómo reconocerlas, prevenirlas y tratarlas. 


CAPITAL FEDERAL (ANDigital) Es evidente que durante el invierno ocurre un incremento significativo de las infecciones del tracto respiratorio. El motivo de dicho incremento es lo que se denomina “aumento de la circulación viral”, es decir, estos diminutos microorganismos encuentran en esta época del año condiciones excepcionales para su persistencia en suspensión en el aire y la transmisión por esa vía o por contacto a la vía respiratoria de otras personas.

En esta ocasión, la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria explica mitos y realidades acerca de estas infecciones respiratorias, como reconocerlas, prevenirlas y tratarlas.

 

¿Por qué nos resfriamos tanto todo el año?

El aparato respiratorio está sometido a una intensa exposición a un gran número de elementos en suspensión, incluyendo virus y otros microorganismos presentes en el aire que respiramos (cerca de 10 mil litros por día). Las vías aéreas poseen poderosos mecanismos de vigilancia y protección que evitan que suframos muchas más infecciones. Teniendo en cuenta estos hechos, los no menos de 5 ó 6 episodios de infecciones virales que sufrimos por año las personas expuestas, resultan en realidad llamativamente pocos en relación al riesgo corrido.

 

¿Qué sucede cuando la infección sobrepasa nuestras defensas?

Los virus, cuando sobrepasan los mecanismos de defensa, se adhieren a la superficie de las células del tracto respiratorio y penetran las membranas celulares, desencadenando procesos de inflamación que pueden culminar con la muerte celular, pero también con intensos procesos defensivos que producen lesión celular, incremento de secreciones, molestias locales, tos irritativa, etcétera.

A continuación de estos procesos, puede ocurrir la reparación que suele durar varias semanas. En ocasiones, si los procesos de defensa no funcionan adecuadamente, pueden producirse infecciones más graves y complejas ocasionadas por otro tipo de microorganismos, las bacterias.

La mayoría de los procesos comienzan por la vía aérea superior (nariz, faringe, laringe, oído medio) y pueden extenderse a la vía aérea inferior afectando tráquea, bronquios y ocasionalmente el propio tejido pulmonar, configurando cuadros infecciosos conocidos como neumonías.

 

¿Cuáles son los síntomas de estas infecciones?

La presentación clínica es variable, los signos van desde rinitis, odinofagia o disfonía, en las afecciones de la vía aérea superior, a la tos irritativa o productiva, la expectoración o el dolor torácico, representativos de procesos de la vía aérea inferior, entre los síntomas locales. Asimismo, aparecen síntomas generales como fiebre, cefalea y mialgias. Las personas que contraen influenza pueden presentar algunos o todos estos signos y síntomas.

 

¿Cómo se puede prevenir la influenza (o gripe)?

El modo de prevenir la influenza es a través de la vacunación. La vacuna de uso habitual contra la influenza se elabora con virus muertos a partir de tejido embrionario de huevo. Las vacunas contienen cepas de influenza A y B.

Las cepas que componen la vacuna en Argentina son las recomendadas por la Organización Mundial de la Salud de acuerdo con las cepas que se estima serán responsables del brote en la próxima temporada. Es de esperar que cada año haya una variación en las características antigénicas de estas cepas virales que obligan a cambios en la composición de la propia vacuna.

La inmunización contra la influenza debe repetirse todos los años. La vacuna está disponible en Argentina a partir del mes de abril y puede ser recibida por todos los mayores de 24 meses de edad. La indicación recomendada por el calendario en nuestro país comprende a los niños entre 6 meses y 5 años de edad y a los mayores de 65 años.

Además, incluye a las embarazadas y puérperas, y a los portadores de enfermedades pulmonares, cardíacas, renales, hepáticas, cáncer, diabetes e infección por HIV de cualquier edad.

 

¿Existe alguna otra vacuna útil para prevenir infecciones respiratorias graves en adultos y niños?

Existe la vacuna contra el neumococo. Este agente es la bacteria que más comúnmente produce neumonía en niños y adultos. Existen 2 tipos de vacuna anti-neumocóccica, que se diferencian por el número de cepas que las componen y por su capacidad para prevenir el desarrollo de neumonías y de otras infecciones invasoras. La vacuna no conjugada contiene 23 cepas, si bien es capaz de prevenir infecciones invasivas su capacidad para generar defensa contra la infección en otras infecciones es discutida; la vacuna conjugada de uso extendido los últimos años es la 13 valente conjugada, esta es más efectiva para producir inmunidad, y a diferencia de lo ocurrido con la vacuna no-conjugada, ha demostrado su capacidad para prevenir tanto la infección invasiva como la no invasiva.

 

¿Es frecuente que las vacunas produzcan gripe u otras complicaciones?

Las vacunas son muy bien toleradas. Ocasionalmente la vacuna contra influenza puede ocasionar algún leve malestar en el cuerpo que raramente interfiere con las actividades de la persona y dolor leve en el sitio de inyección. Otros eventos adversos son extremadamente infrecuentes. La vacuna contra el neumococo como reflejo de la reacción inflamatoria que acompaña al desarrollo local de su efecto inmune produce algún dolor que cede en pocos días.

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Asesoró: doctor Carlos M. Luna (MN 46388), expresidente y coordinador de la Sección Infecciones Pulmonares de la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria.

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