jueves 28 de marzo de 2024 - Edición Nº3659

Interés general | 22 oct 2016

¿Paradigma roto?

“La escuela no educa, adiestra a los alumnos como si fueran animales”

El profesor y filósofo Hugo Landolfi es autor de ‘Educar para la fragilidad’, un inquietante libro sobre la dependencia e invalidez que genera el actual sistema educativo. En diálogo con ANDigital, planteó que los alumnos “no reflexionan sobre las cuestiones más importantes de su propia existencia”. También reconoció la “coherencia” del Operativo Aprender 2016.


CAPITAL FEDERAL (ANDigital) ¿Educa verdaderamente la escuela de hoy? ¿Ayuda a los alumnos a pensar por sí mismos? ¿Les enseña a desarrollarse y a crecer en la vida?

El profesor Hugo Landolfi publicó su libro Educar para la fragilidad, editado por Dunken, en el cual trata de demostrar algo muy simple pero importante: “que la escuela de hoy no educa a las personas, sino que las adiestra y las invalida”. En diálogo con ANDigital, refuerza su postura.

Para fundamentar su tesis sobre estos “centros de adiestramiento”, plantea que los alumnos “no piensan sino que solo repiten irreflexivamente; no se hacen independientes y maduros sino dependientes e inválidos; no reflexionan sobre las cuestiones más importantes de su propia existencia sino sobre cuestiones de dudosa importancia y no se les enseña a tomar su propia vida en sus propias manos sino que se los hace dependientes”.

¿En qué basa su aseveración en torno a la falta de respeto a la diversidad que predomina en el sistema educativo actual?

El sistema educativo actual no tiene en cuenta la gran diversidad de intereses y de vocaciones que tienen los alumnos. En general, se los trata como una masa homogénea e indiferenciada.

Cuando un sistema de educación hace tal cosa, lo que produce, como uno de sus efectos nocivos, es un alto grado de homogeneización y de indiferenciación en las personalidades de los alumnos que pasaron muchos años en la educación formal.

Es decir, lo que la educación actual produce es lo contrario de lo que debiera producir, dado que homogeneiza cuando debería ayudar a diferenciar a cada alumno para que se refuercen los caracteres distintivos de cada uno. Por supuesto que al alumno se lo considera como un mero recipiente pasivo al cual se lo puede llenar con lo que al educador le interese.

¿Qué alternativa vislumbra en el corto plazo para captar la atención, o bien que no se extinga la existente, de los alumnos? Esto teniendo en cuenta el bombardeo tecnológico y los diversos estímulos marketineros que reciben los niños y adolescentes a cada instante.

En la medida en que la educación formal se centre en intentar educar en base a temáticas elegidas a priori del conocimiento de los intereses de cada alumno en particular, no habrá manera de captar su atención. Aunque suene redundante, al alumno no le interesa lo que no le interesa, y eso no se puede cambiar mediante ninguna estrategia.

De hecho, las estrategias que tienen como finalidad forzar la atención hacia temáticas que a los alumnos no les interesan, lo único que hacen es generar cada vez más rechazo frente a la educación actual.

De ir al rincón con las orejas de burro, a los nativos digitales que si se sacan un 1, sus padres van y abofetean a la maestra… ¿Cuáles son las fallas más ostensibles del sistema de premio y castigos de nuestra educación?

El sistema de premios y castigos no es educativo sino adiestrativo. Simplemente busca generar una respuesta conductual ante un estímulo, como lo hacía Iván Pavlov con sus famosos perros. La perversión más grande de la educación actual consiste en disfrazar un sistema de adiestramiento bajo la forma de un sistema educativo. Esto significa que hoy, básicamente, la escuela no educa sino que adiestra a los alumnos como si fueran animales.

¿A qué cree que apuntan las autoridades al implementar el “Operativo Aprender”? Pese al férreo rechazo que generó en diversos sectores, ¿tiene algún flanco positivo este tipo de examen?

El operativo Aprender implica intentar medir el grado de adiestramiento que tienen los alumnos. De ninguna manera mide educación genuina. En ese sentido, a mi manera de ver, su implementación es un completo contrasentido aunque debo admitir que es completamente coherente con las premisas bajo las que funciona la educación actual.
Es decir, si la educación es adiestramiento, tratemos de evaluar qué tan bien adiestrados están los alumnos.

Le pedimos si puede mencionar algunas conductas que sirvan como aliadas para los alumnos a la hora de forjar un pensamiento crítico…

Básicamente se trata de tratar temas que a ellos les interesen, es decir, que surjan de sus propios cuestionamientos. En función de eso se puede ejercitar la reflexión crítica a través de un debate donde los alumnos expongan sus opiniones formadas y puedan criticarse unos a otros, argumentando en todo caso las razones que fundamentan las críticas.

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