jueves 25 de abril de 2024 - Edición Nº3687

Interés general | 22 abr 2018

Novedades editoriales

Un Verbitsky sorprendente y desconocido en “Vida de Perro”

El libro de Diego Sztulwark recorre más de medio siglo de historia argentina desde la mirada del periodista y escritor. De militante en las FAP a presidente del CELS. Crítico y autocrítico, pero no arrepentido ni nostálgico.


CAPITAL FEDERAL (ANDigital) La noche en que Mauricio Macri venció a Daniel Scioli en la segunda vuelta de las presidenciales, Diego Sztulwark le escribió a Horacio Verbitsky para insistirle en que era el momento de encarar un libro de balances.

No de inventario de lo mal hecho, no de pase de facturas o de revisión frívola del pasado. De balances políticos. Vida de perro es ese libro y en mayo sale a la venta publicado por Siglo XXI Editores.

Más de medio siglo de historia argentina desde la mirada de un personaje memorioso, selectivo, intolerante a la ambigüedad y a la estupidez, celoso de su trabajo. Un viajero político en el tiempo. De militante en las FAP a presidente del CELS. Crítico y autocrítico, pero no arrepentido ni nostálgico.

Y es a la vez un libro de conversaciones entre personas de distintas generaciones y posiciones ideológicas. Diego Sztulwark, interesado en el pensamiento político y la tradición de las izquierdas, pregunta sin pelos en la lengua porque quiere entender cómo llegamos al gobierno de Cambiemos, porque quiere reemplazar el “misterio” Verbitsky por el “método” Verbitsky, aprovechar su mirada sistemática y documentada sobre el presente para relanzar la investigación y la lucha política sobre bases más vitales, menos engañosas.

Juntos recorren los años en que Verbitsky fue militante en Montoneros, el tiempo de la clandestinidad, sus posiciones frente a la discusión sobre la violencia revolucionaria, frente a la corrupción kirchnerista, sus críticas a la izquierda trotskista, su lectura –a contrapelo de tantos– de Jorge Bergoglio, del peronismo y de Macri, su trayectoria periodística, desde la prensa militante en los setenta hasta Clarín, Página/12 y El Cohete a la Luna.

En el curso de una conversación honesta y sin desperdicio, que los habilita a discrepar y a hablar sin tabúes, fluyen las anécdotas que cruzan vida-política-oficio, la tensión constante entre pragmatismo y principismo. Un Verbitsky desconocido y sorprendente. Un libro central para los tiempos que vienen.

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Las FAP se convirtieron en un grupo de estudio y de discusión. Yo no quería estudiar marxismo, quería participar en las luchas populares. Montoneros estaba en el centro mismo de la vida política del país. Y yo me metí de cabeza ahí.

La nota de 2004 sobre Guillermo Moreno la hice yo, no la hizo Morales Solá, ni Pagni ni Lanata. Pude criticar con total libertad medidas del gobierno que no veía bien. También fui el primero en denunciar las patotas armadas que controlaban lo que cargaban los técnicos del Indec. Yo no estoy para bancar. Formulo mi visión de las cosas desde un marco de coincidencias amplias con lo que fueron los gobiernos de Kirchner y Cristina. Nunca he dicho que yo era parte del equipo de los Kirchner, y por lo tanto no se me puede reclamar que tengo que ‘bancar’ algo. Jamás me he presentado así. Claro que tampoco lo hice como un neutral o independiente.

Está clara la índole del gobierno de Macri: los negocios familiares y la transferencia de ingresos hacia arriba. El que estuvo metido en los negocios con el padre fue Mauricio; Gianfranco fue siempre un prestanombre. Si Gianfranco blanquea 662 millones de pesos, ¿quién puede creer que los bienes de Mauricio sean 120, como declaró? Gianfranco es la prueba de que Mauricio esconde bienes. Metí el dedo en un lugar muy sensible y además puse en evidencia que no son confiables para su propia base.

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