viernes 03 de mayo de 2024 - Edición Nº3695

Panorama Bonaerense | 16 may 2016

Bitácoras bonaerenses

De la mano de Vidal, asomó Randazzo y armó revuelo en la aldea peronista

La Gobernadora blanqueó que mantuvo una cena con el chivilcoyano y el PRO lo utilizó políticamente en su relación con Massa. Pero la irrupción del exfuncionario K agitó y mostró los pasos que se dan en el tablero político del kirchnerismo/peronismo.


Corrían días de otoño de la efusiva campaña presidencial del 2015 y Daniel Scioli, exultante, sonriente, sin poder creerlo, anunciaba por C5N –después de una conversación con la propia Cristina Fernández de Kirchner– que su candidato a vicepresidente sería, nada más y nada menos, que Carlos “Chino” Zannini, entonces secretario de Legal y Técnica y hombre clave del núcleo del poder kirchnerista. El cachetazo fue duro para Florencio Randazzo quien, puliendo actividades exitosas desde el Ministerio del Interior y Transporte, había asegurado a propios y extraños que sería precandidato a presidente y que le ganaría a Scioli en una eventual PASO. Su seguridad no era sólo la de su nombre en la lista, sino también la de una bendición de CFK. Durante mucho tiempo descargó artillería pesada contra el entonces Gobernador bonaerense y se jactó de ser “el candidato del proyecto”. Gran parte del FpV, incluso en el Frente Renovador de Sergio Massa y en Cambiemos, sabían que Randazzo candidato a Gobernador era número ganador. Pero Florencio se cegó en su objetivo presidencial y repitió más de una vez que “no” sería candidato a otra cosa que no fuera la Presidencia. Esa tarde-noche del 16 de junio, el hombre de Chivilcoy sintió un trago amargo al oír que Zannini iba a completar la fórmula de su competidor interno. Masticó bronca, bramó contra todos los demonios y tomó su decisión. Unas 24 horas más tarde, después de una cumbre con Cristina en la Quinta presidencial de Olivos, Randazzo pateó el tablero. A la madrugada del 18 de ese mes, el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, anunciaba que Randazzo declinaba su precandidatura y que incluso rechazó postularse para la Gobernación bonaerense. Más tarde, el chivilcoyano le envió una carta a Cristina, en la que resaltó su “lealtad”, pero también que es un “hombre de palabra” y que por eso declinaba ambas postulaciones. La aventura electoral del FpV con Scioli-Zannini en Nación y Aníbal Fernández-Martín Sabbatella en Provincia, es conocida, una derrota que aún trae secuelas. El contexto.

Mayo de 2016, casi un año de aquellos hechos, Randazzo asomó la cabeza sobre el caldeado escenario político dominado por Cambiemos, Mauricio Macri, María Eugenia Vidal y una explosiva interna de un peronismo que sufre síndrome de abstinencia de poder. Randazzo apareció sin aparecer, pero generó revuelo. Apareció en boca de otros y, dato no menor, fue la Gobernadora bonaerense quien lo trajo a escena. Durante la semana que pasó trascendió que “Mariu” y Florencio compartieron una cena hace un mes, pero el tumulto se armó igual. Los trascendidos muchas veces en la política están medidos, son parte de una táctica política con un objetivo claro. Vidal fue quien confirmó el encuentro, aunque un poco maquillado: “Con Randazzo estuvimos hablando. Me reúno con Felipe Solá, con Sergio Massa, con Margarita Stolbizer y con toda la gente valiosa que ha trabajado en la Provincia y que tal vez no compartan mi mirada, pero tienen mucho para aportarme”. Desde el entorno del chivilcoyano aseguraron que la invitación fue realizada por MEV y Randazzo aceptó “por educación”, y destacaron que el convite “nada tuvo que ver” con la política ni la campaña para las elecciones de 2017. En la escena política pocas cosas son casuales. Justo un día antes de la confesión de Vidal, el intendente de San Martín, Gabriel Katopodis, enrolado en el grupo de “intendentes dialoguistas” y de pasado en la “mesa chica” del massismo, salió a posicionar al exfuncionario K: “Tenemos expectativa en que Florencio Randazzo sea parte de este proceso y pueda tener el protagonismo que queremos que tenga”, dijo el alcalde, sin tapujos. Pero, más allá de la coincidencia de tiempo y escenario, fue Vidal quién ubicó a Randazzo en el centro de la escena y lo sumergió en una marea de especulaciones y pronósticos. Causas y efectos.

Muchos análisis sostienen que en una jugada hábil de política coyuntural, Vidal blanqueó la cena con Randazzo en momentos donde en el tablero nacional se debate en el Congreso la aprobación o no de la Ley Antidespidos, con el detalle de un Massa que amagó con encolumnarse en favor de este proyecto, que es un dolor de cabeza para Macri. El tigrense, amante del juego del péndulo, ofició en reiteradas oportunidades como aliado estratégico de Cambiemos y, en la provincia de Buenos Aires, co-gobierna junto al oficialismo, donde fue bendecido con jugosas tajadas y retribuciones de la Gobernadora en cuanto al número e importancia en el reparto de cargos, aún en desmedro de la tropa propia. La irrupción de un Randazzo cercano al PRO, dicen los mal pensados, hizo regular a Massa, y en el temor de perder el papel de la figura opositora aliada y necesaria, se dio vuelta y mandó a sus legisladores a no dar el quórum en el Parlamento nacional, decisión que provocó la caída de la sesión programada en la semana que pasó, dando mucho oxígeno a Macri. Levantar el precio del chivilcoyano es preocupante para el tigrense en su plan de candidatearse como senador nacional por la provincia de Buenos Aires en 2017, ganar los comicios y después nuevamente intentar ser Presidente. Randazzo, más allá de no ocupar ningún cargo institucional, tiene una importante imagen positiva en la sociedad y es casi seguro que opte por postularse a la senaduría el año que viene. La jugada de la dama.

Pero la sombra de Randazzo no sólo asusta en el massismo, en el turbulento FpV/PJ también hay quienes se sintieron preocupados en los últimos días. Scioli logró, junto a José Luis Gioja, cimentar la “lista de unidad” del PJ Nacional y asumir la conducción del partido con la mira en la candidatura a senador que aspiran Massa y Randazzo. Pero el mayor dolor de cabeza para el exgobernador fue ver en los medios periodísticos que Guido Lorenzino, su otrora alfil legislativo, un ultra-sciolista que defendió a capa y espada la gestión de DOS, anunció que Randazzo debe ser la “representación del peronismo” a nivel provincial y nacional para “la próxima etapa”. Si bien el primer trago fue amargo para Scioli, el segundo fue peor, porque su antiguo legionario espetó: “Daniel Scioli fue nuestro último candidato, en esta etapa que viene hay otros que deben protagonizar la reconstrucción del peronismo”, y mencionó al exfuncionario cristinista, a intendentes y a Julián Domínguez en esa “renovación”. El pase de Lorenzino inundó los medios periodísticos y provocó diversas reacciones en el sciolismo: bronca, estupor, acusaciones de “traición” y hasta les endilgaron que “están preocupados por ocupar un carguito”. Así surgió el grupo de los llamados neorandazzistas, Katopodis, Lorenzino las caras más visibles, pero también con derivaciones en la Legislatura bonaerense. Las escaramuzas, peleas, internas, diferencias y duelos de cartel que los bloques del FpV en ambas Cámaras tienen desde que se renovaron las autoridades, no tiene final anunciado. Sin embargo, como se dijo, en la política las coincidencias no existen y parte de las rupturas y formaciones de nuevos bloques tienen que ver con un armado bonaerense que va a jugar con Randazzo el año que viene. El Bloque Peronista del Senado, integrado por Patricio García, Norberto García, Alejandro Urdampilleta, Héctor Vitale, Fernando Moreira y Carolina Szelagowski, que surgió de la sub-ruptura del Bloque PJ que había roto con el FpV, ya posicionó a Randazzo como su principal referente. De la misma forma, con algo más de disimulo, el bloque FpV-PJ que se formó en Diputados como una escisión del bloque FpV trabaja con el mismo objetivo. Esta bancada está conformada por Walter Abarca, Valeria Amendolara, Mauricio Barrientos, Manuel Elías, Marcelo Feliú, Rodolfo “Marino” Iriart, Alejandra Martínez, Ricardo Móccero, Liliana Pintos, Andrés Quinteros, Evangelina Ramírez, Mariano San Pedro y Alicia Sánchez. Para este armado fue vital la concreción del eje Randazzo-Julián Domínguez. Los viejos rivales de la cuarta sección decidieron trabajar juntos y enfocarse en sus trazados para el 2017. El tablero bonaerense mueve sus fichas.

Los llamados “intendentes dialoguistas”, comandados por Martín Insaurralde (Lomas de Zamora), Mariano Cascallares (Almirante Brown) y Eduardo “Bali” Bucca (Bolívar) ven con buenos ojos la proyección de Randazzo y hasta mantuvieron distintos contactos con el chivilcoyano. Desde el entorno del otrora ministro del Interior intentan calmar las aguas y aseguran que “no está volviendo a la actividad” y que son los “intendentes y dirigentes bonaerenses que están pidiendo que el candidato sea él”, pero que “Florencio no tiene nada definido”, discurso de un juego similar al que ya usó Massa en 2013. Desde el randazzismo tradicional no dejan dudas, aseguran que el exfuncionario de Cristina será candidato en 2017 y esperan poder estar en su nave cuando ello ocurra. Muchos integrantes de la tropa randazzistas quedaron huérfanos, abandonados y sin lugar en las listas por la decisión de Randazzo de declinar las candidaturas. Eso sí, mostraron celos hacia los neorandazzistas, porque son los que tienen la habilitación para hablar en los medios periodísticos. “¿Desde cuándo Lorenzino es vocero randazzista?”, fueron quejas en distintas reuniones y cafés de esta tropa. Pero la estrategia engloba a todos y en ese trazado sostienen que Randazzo tiene un caudal importante de apoyo para su aventura. Los esquemas apuntan a posicionarlo como ese líder que por ahora no tiene el FpV/PJ y contener a todos. “Vamos a contener a todos”, asegura un armador randazzista. Incluso, afirman que van a “contener a La Cámpora, de una forma más ordenada y trabajando en el territorio” y hasta alguno se atreve a decir que van a abrir las puertas al massismo. Ellos saben que hoy nuevamente su principal rival es Scioli, que logró ser vicepresidente del PJ y tiene el apoyo de parte de la CGT. En sus análisis, aseguran que el excandidato a presidente no tiene armado territorial y que los intendentes no le darán su apoyo porque cuando fue Gobernador “fue una padre abandónico viviendo en casa”. Pero también hay sectores que no ven con buenos ojos reeditar la pelea del año pasado en el escenario electoral 2017. La configuración de fuerzas.

Desde la derrota feroz y traumática que el kirchnerismo/peronismo sufrió en las elecciones del 2015, existe una orfandad de liderazgo en ese espacio. Durante 12 años Néstor Kirchner y después Cristina Fernández cumplieron con ese papel. Por estas horas las peleas, rupturas de bloques y demás son producto de esa falta de contención y liderazgo. Scioli y Randazzo se proponen disputar y heredar ese lugar. Pero siempre sobrevuela la imagen de CFK, que ya demostró que sigue teniendo el apoyo amplio de la militancia y varios sectores de la sociedad. Más allá de las cuestiones judiciales contra la expresidenta, su rol será fundamental para el futuro de estos dos dirigentes. Si juega, si incide, si no juega o en cualquier escenario, lo que decida y le suceda a CFK será un factor de peso en los pasos que den Randazzo y Scioli en la interna y renovación de liderazgo del kirchnerismo/peronismo.

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