jueves 28 de marzo de 2024 - Edición Nº3659

Panorama Bonaerense | 27 ago 2017

Bitácoras bonaerenses

Barajar y dar de nuevo: El armado de cara a octubre

De a poco los distintos espacios diagraman sus estrategias pensando en las elecciones. Cristina y su nuevo plan. Vidal como protagonista indiscutible en Cambiemos. Los dilemas de Massa y Randazzo.


Las olas bajaron en su tamaño, el mar está calmo, aunque una brisa siempre sopla como para no perder protagonismo. Es tiempo de análisis fríos, de evaluaciones, de barajar y dar de nuevo para la batalla final: octubre. El escenario donde realmente se definirá el escenario de cara al 2019. Cristina Kirchner espera los resultados del escrutinio definitivo, que según los resultados que se van proyectando en los distritos más poblados de la 3ra Sección Electoral, le darán la victoria en las PASO sobre Cambiemos. Ese regalo que Mauricio Macri y María Eugenia Vidal le hicieron, será capitalizado por la expresidenta como para darle impulso a su campaña pensando en el 22 de octubre. Más allá del “puñado de votos”, Unidad Ciudadana intentará generar en la batalla discursiva las bondades de un triunfo en las urnas. La mala jugada del oficialismo.

El sendero para CFK traza objetivos inmediatos. La diferencia obtenida en las PASO no es suficiente para pensar en una victoria en octubre. Antes del 13 de agosto, desde Unidad Ciudadana sabían que lo ideal era un triunfo por más de cuatro puntos sobre el segundo. Con el veredicto sobre la mesa, la estrategia del kirchnerismo requiere rapidez para recolectar más votos. Por eso, la candidata a senadora nacional primero apuntó a fidelizar el voto en las dos secciones donde se consagró: la 1ra, donde tuvo una victoria ajustada; y la poderosa 3ra, bastión histórico electoral. Dentro del nuevo formato comunicacional que optó Cristina para este tramo electoral, esta semana que pasó mantuvo encuentros informales, descontracturados y fuera de la tradición política con intendentes de ambas secciones. Según pudo saber ANDigital, la mira está primero en aumentar la cantidad de votos para Unidad Ciudadana en los territorios donde se ganó. Subir la diferencia en los principales distritos del Conurbano y recuperar en los que se perdieron, servirá para contrarrestar e intentar inclinar la balanza un poco más a la avalancha de votos que tuvo la lista de Cambiemos en el Interior bonaerense, con la candidatura de Esteban Bullrich, bajo el claro auspicio de Vidal. Es por eso que la campaña de Cristina tendrá algunos cambios. Por ejemplo, una mayor presencia de los candidatos en los medios de comunicación y no sólo los considerados “amigos”, además, con una fuerte presencia en los medios del Interior bonaerense. Como se adelantó, dato no menor, hay grandes chances de que CFK otorgue alguna entrevista en un canal o radio alejado del mote “kirchnerista”. También será una campaña donde las propuestas legislativas de Unidad Ciudadana tendrán más protagonismo. Fundamental, para consolidar el voto, será la presencia más notoria de los intendentes en la campaña. Los objetivos son el voto en blanco, algunos puntos que se puedan sacar de los de Florencio Randazzo y también del Frente de Izquierda. El nuevo trazado.

Desde Cambiemos, es la inversa (situación obvia en un escenario polarizado): primero se va a enfocar en apuntalar en esos distritos oficialistas donde Cristina se consagró con la victoria. Quilmes es un caso para tomar. Desde la Gobernación mandaron al intendente, Martiniano Molina, a no perder tiempo y dar vuelta el escenario de cara a octubre. El cocinero apuntaló sus apariciones en los medios y le metió segunda a su gestión. Para sumar efecto, este fin de semana, la propia gobernadora desembarcó en ese importante distrito de la Tercera Sección. No fue sola, llevó a varios funcionarios y también a la actriz Juanita Viale, nieta de Mirta Legrand, confesa militante de Cambiemos. Lanús, Berisso y General Rodríguez son otros casos particulares. Por ahora, a diferencia de la rapidez pos cierre de listas, Vidal no se mostró con sus candidatos en actos de gestión. Cabe recordar que en esa oportunidad “Mariu”, al instante de conocerse los nombres de las listas, llevó de la mano a cada uno de los candidatos a distintos actos de gestión, mucho antes del inicio formal de la campaña. Por ahora, la mesa política del oficialismo analiza el escenario y más allá de mostrar cierta confianza en la posibilidad de un triunfo de su lista en octubre, gracias a una polarización y un “miedo a Cristina”, muestran cautela y auguran una “elección muy reñida”. Mientras tanto, intentan de forma discursiva bajarle el tono al triunfo de Cristina en las PASO y lo califican de un “puñado de votos”. Desde La Rosada y Calle 6 consideran que succionar los votos de Sergio Massa es el primer objetivo para soñar con la victoria en octubre. También calculan que pueden quedarse con “algunos” votos de Florencio Randazzo, en especial los que se sienten “muy enojados con Cristina”, pero al chivilcoyano lo prefieren “más fuerte”, ya que el daño quirúrgico que puede hacer, se lo puede hacer a Cristina y no a Cambiemos. “A Randazzo le debemos, entre comillas, dos resultados favorables por las decisiones que ha tomado”, confesó sonriente Emilio Monzó en una entrevista a Diario Perfil. Las cartas propias y las de otros.

Como un deja vu del 2015, Massa observa, se angustia y vuelve a observar como su “ancha avenida del medio” no creció y, por todo lo contrario, a cada tramo electoral se contrae. Massa y su equipo, fueron el espacio que más propuestas de campaña pusieron en las PASO, pero no alcanzó para romper la polarización y ubicarse terceros, lejos de los dos primeros. Quizá la falta de consistencia en su identidad política frente al electorado provocó que su propuesta no tenga los resultados esperados. Su excesiva cercanía a Macri y sobre todo a Vidal, con sendos pagos políticos para su tropa, terminó siendo la piedra en la mochila que no hizo diferenciar a su espacio del de Cambiemos, salvo en las últimas semanas de campaña. Ahora Massa tiene primero que cuidar ese 15 por ciento que consiguió y no terminar siendo succionado por la necesidad de Cambiemos y la polarización que se anuncia para octubre. Como ya se adelantó en columnas anteriores, dentro del massismo existe fastidio y hasta reproches por haber optado aliarse con Margarita Stolbizer. Los resultados muestran, para los massistas, que la única beneficiada fue la líder del GEN, porque en los números reales “no aportó mucho” al porcentaje de 1País en las PASO. Por eso, desde Tigre y como nueva estrategia electoral, Massa y sus colaboradores apuntan a caminar más el territorio en busca de votos y dejar a Stolbizer en segundo plano. Mientras tanto, con algo de resignación y falto de autocrítica, Massa intenta instalar que su carrera está puesta en las presidenciales del 2019. Dilemas del tigrense.

“Con PASO o sin PASO, el peronismo demostró que quiere a Cristina”, confesó un dirigente que responde a Julián Domínguez, espacio que sin hacer mucho ruido se aleja de la aldea randazzista tras los magros resultados de las PASO. Las penurias para “El Flaco” no solo vienen por el lado de quién fue uno de sus principales impulsores. Los intendentes, esos que otorgan el poder territorial a cualquier candidato, tienen las valijas hechas, no todos, pero la gran mayoría de esos 10 que apoyaron al chivilcoyano en su lanzamiento. Randazzo ya le cambió la combinación a la cerradura y quiere dejar a todos encerrados adentro de su espacio. La falta de autocrítica, paradojas de la política, esa misma que le reclamó a Cristina, es uno de los motivos por los que las balsas comienzan a partir de sus costas, hacia las costas de Unidad Ciudadana y alguna, hasta se anime a virar hacia el massismo. Este sábado, Randazzo congregó a su tropa para “romper con la polarización”, pero el dato más sobresaliente fueron las sillas vacías. Los intendentes Ricardo Casi (Colón) y Ricardo Alessandro (Salto), que en estos días habían llamado a votar por Unidad Ciudadana, faltaron a la cita. Además, pegaron el faltazo Walter Torchio, de Carlos Casares; Germán Lagos, de Alberti; Francisco Echarren, de Castelli; y Juan Zabaleta, de Hurlingham. Fugas notorias en la aldea.

Pero Randazzo no se da por vencido y afirma que en estas elecciones “no se ganó, ni se perdió, sino que se nació” y que el “verdadero objetivo es el 2019”. Objetivo, que de mínima, con el pequeño porcentaje de votos logrados es muy pretencioso. Los intendentes que buscan huir, aunque sea por la ventana, lo critican por su “soberbia” y por su “hacer una campaña explicando por qué se peleó con Cristina”. Otros, temen que en octubre Cambiemos se imponga por tres o cuatro puntos sobre Cristina y que ese mismo porcentaje sea el logrado por el chivilcoyano, dejando servido el análisis que Monzó plasmó y agradeció. No olvidemos que los intendentes necesitan gobernar de acá al 2019 y ellos no pueden especular con su futuro político, porque el presente los apremia. Con la lista de Cumplir, varios alcaldes estarían siendo minoría en sus Concejos Deliberantes y por eso prefieren -de última- plegarse a la lista de CFK. El dilema de Randazzo es similar al de Massa, pero más potenciado: conservar la cantidad de votos y no quedar abajo del Frente de Izquierda.-

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