viernes 29 de marzo de 2024 - Edición Nº3660

Panorama Bonaerense | 4 mar 2019

Bitácoras bonaerenses

Vidal ante la Asamblea Legislativa: moderación y temor al arrastre negativo de Macri

La gobernadora eligió no confrontar con los docentes a diferencias de los tres años anteriores. En los últimos días, en la Casa de Gobierno el temor a perder la Provincia comenzó a ser una realidad posible.


“¡Quiero una Provincia de pie, señores, de pie! ¡Como los bonaerenses estuvieron esperando durante años que los dirigentes les dieran respuesta! ¡Quiero una Provincia de pie, porque esta es nuestra casa, porque nadie nos va a derribar si estamos juntos!”, dijo María Eugenia Vidal, eufórica, con el dedo –marca registrada– apuntando hacia abajo. “¡Quiero una Provincia de pie, porque ésta es nuestra oportunidad, ésta es mi parte, ésta es mi manera de dar pelea, porque no me doy por vencida, porque sé que podemos más!”, exclamó Vidal, dando golpes con la palma de la mano al atril de la Cámara de Diputados, ante los aplausos y las loas de ministros, legisladores de Cambiemos e invitados VIP desde los palcos. Con esas palabras cerró la gobernadora su discurso de Apertura de Sesiones 2019. Un discurso que tuvo una carga eléctrica al final, que motivó a la tropa del oficialismo, aunque fuera por unos instantes. Palabras que rozaron el lenguaje y la efusividad de campaña. Sin embargo, más allá de ese cierre pasional (algunos dijeron “con épica”), no fue el discurso más efusivo de “Mariu”. Todo lo contrario, sus palabras fueron medidas, moderadas, más allá de la tradicional mención implícita al peronismo, como el “culpable” de todos los males de la provincia. El discurso de Vidal en clave electoral.

Surge un gran dato sobre este escenario pos discurso de Apertura de Sesiones. Vidal eligió no confrontar con los docentes, eligió no acusarlos de nada, ni siquiera a los dirigentes gremiales, esos que tanto estigmatizó desde su llegada a la gobernación. Apuntar a los docentes fue un punto fuerte en sus otros tres discursos de apertura. Dato no menor, la gobernadora eligió a último momento omitir el párrafo más duro de su discurso que sí apuntaba contra los gremios docentes. Según pudo reconstruir ANDigital, el párrafo decía: “(…) Por eso, a todos los dirigentes que me dicen esto, les pregunto: ¿dónde estuvieron ustedes los últimos diez años antes de mi gobierno? Fueron cómplices del abandono o simplemente miraron para otro lado”, en relación a las críticas que se hacen sobre su gestión en materia educativa. Vidal siguió la línea demarcada para este año electoral: no confrontar con los docentes y lograr un acuerdo que no genere dolores de cabeza. Es por eso que, en otro momento curioso, la gobernadora optó por un inédito pedido de perdón a los docentes. “Quiero pedirles perdón si en algún momento sintieron que nos equivocamos”, dijo mirando fijo a la cámara, que trasmitió el discurso en vivo. Modificaciones de último momento.

¿Qué cambió en Vidal para bajarle el tono en su discusión con los docentes? La mayoría responderá: el año electoral. Sí, pero hay más detalles. En 2017, otro año electoral, la gobernadora no ahorró nada al confrontar con los docentes. “No es fácil sostener un diálogo cuando la intencionalidad de algunos no es clara (…) Declararon un paro cuando todavía faltaban diez días para el comienzo de clases. Fue una decisión arbitraria”, apuntó Vidal en su discurso de Apertura de ese año, en medio de un paro convocado por los sindicatos, igual que este 2019. El 2017 también fue el año en que Vidal apuntó contra los docentes y les dijo: “Es hora de que los dirigentes gremiales docentes se sinceren y digan si son kirchneristas”. En su discurso de 2018, también el momento que Vidal habló sobre el conflicto docente fue fuerte: “No podemos seguir dialogando sobre qué es lo mejor para los chicos pensando que para eso hay una fecha límite. Y menos si tomamos que esa fecha es el comienzo de clases que pone de rehenes a los alumnos”. Palabras y descripciones duras, que ahora parecen parte de un pasado lejano. Los antecedentes.

Pero este año electoral no es el mismo que el 2017, Vidal y su mesa chica lo saben. Las encuestas marcaron el año pasado que la baja de la imagen positiva de Vidal y la suba de la negativa fueron por tres factores: el arrastre negativo de Mauricio Macri, la denominada causa de los “aportantes truchos” y el conflicto docente. Los consultores alejados de las operaciones políticas recuerdan que uno de los sectores que más se inclinó a votar por Vidal en 2015 y 2017, fue precisamente el docente, y que paradójicamente es el que más se sintió apuntado por la gobernadora. No es casual la moderación en su discurso y el pedido de “perdón”. Pero no es el único dilema que tiene que enfrentar Vidal. Antes de la Asamblea Legislativa del este 1º de marzo, desde la gobernación recontra afirmaron que el discurso de Vidal “no será de campaña”, porque incurriría en un duro enfrentamiento con el kirchnerismo que quieren “evitar”. Por eso las menciones al peronismo fueron implícitas, a decodificar. A Vidal, esta vez, no le conviene la polarización: la grieta puede devorarse a la gobernadora. Los temores latentes.

Los fantasmas que aquejan a Vidal y su mesa chica se posan en el salvavidas de plomo que representa Mauricio Macri en este tramo electoral. Tras la negativa del presidente y el poderoso jefe de Gabinete de Nación, Marcos Peña, a la idea de Vidal de adelantar las elecciones bonaerenses, esos fantasmas crecieron. En los últimos días y tras varias encuestas en mano, en la platense calle 6 ven con resignación que la intención de voto del jefe de Estado en la provincia decrece y que la de Cristina Fernández de Kirchner se va fortaleciendo cada vez más. Por primera vez, desde el entorno de la gobernadora dejaron trascender que hay “temor de perder” la elección para la gobernación en octubre. En medio de ese camino nebuloso, desde diversos sectores del PRO volvieron a dejar correr la idea de la candidatura presidencial de Vidal ante una hipotética decisión de Macri de no buscar la reelección, sucumbido ante la realidad de las encuestas. Sin embargo, a modo de resignación, en los altos despachos de gobernación afirman: “No hay chances de que eso suceda”. La negatividad en el horizonte.

El panorama no es bueno, el vidalismo saca cuentas y traza diversos análisis. El fantasma de Cristina en la provincia crece y esta vez un corte masivo de boleta –como en el 2015– no está entre los invitados sorpresa. Al contrario del salvavidas de plomo que representa Macri para Vidal, CFK representa un flotador para el candidato o candidata del peronismo que se presente para la gobernación. Ese arrastre positivo puede ser fundamental para la definición de la elección bonaerense, donde no hay ballotage, y el que gana, gana, aunque sea por un voto. Por ahora, ese arrastre lo retiene con fuerza Axel Kicillof, aunque se sabe que la expresidenta mandó a caminar el territorio bonaerense a su exministro de Economía, como una presión para que los intendentes logren la unidad y saquen un único candidato de consenso. Los alcaldes Martín Insaurralde (Lomas de Zamora) y Verónica Magario (La Matanza), por ahora intentar dirimir la “interna de la Tercera Sección” y lograr ese objetivo. Mientras tanto, en el partido gobernante resuena un axioma que alguna vez dejó Marcos Peña en la “mesa chica” del PRO: “Juntos, a matar o morir”.

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