jueves 28 de marzo de 2024 - Edición Nº3659

Panorama Bonaerense | 22 jun 2020

Bitácoras bonaerenses

Kicillof y Larreta sobre la delgada línea explosiva del Coronavirus

Desde Provincia sostienen que al ritmo de contagios actuales el sistema colapsa en 30 días. Desde la Ciudad aún no quieren optar por volver a la Fase 1 en el AMBA. Qué pasa con la ocupación de las camas de terapia intensiva.


Los informes que llegan a diario solo provocan gestos de preocupación. La fría sensación recorre el despacho, el riesgo de una calamidad amenaza con hacerse realidad. La semana que pasó no fue buena, los récords de casos se superaron jornada tras jornada, hasta superar el pico de 2.000 por día. Los pronósticos no anuncian un cielo despejado sobre este sendero de pesadilla. Desde las altas esferas de la Gobernación repiten en público y en privado que lo peor está por venir. El propio Axel Kicillof, en reunión por videoconferencia con intendentes del Conurbano y La Plata, advirtió que en el AMBA (Área Metropolitana de Buenos Aires) se está “a las puertas de un desastre”. El discurso alarmista es más que entendible desde el Conurbano bonaerense: los datos de la última semana también mostraron que en el provincia de Buenos Aires los casos superaron a los de la Ciudad Autónoma y al cierre de esta columna, en el territorio provincial hay más contagios en total que en el AMBA porteña. Las discrepancias y métodos para continuar con la cuarentena también son distintas. Dilemas bonaerenses y porteños.

Esta semana será crucial para las dos AMBAS, Alberto Fernández juntará a Axel Kicillof y a Horacio Rodríguez Larreta para definir el rumbo de la cuarentena. La opción de un endurecimiento está sobre la mesa hace más de una semana. Las tensiones públicas siguen al ritmo del crecimiento de casos, la diplomacia hace lo suyo. El viernes, en una cumbre de gran importancia, Larreta fue hasta La Plata para negociar con Kicillof el destino de la cuarentena. No hubo acuerdo en principio. La postal de ambos mandatarios juntos en el Salón Dorado de Gobernación para la conferencia de prensa para medios porteños, solo fue un gesto. El encuentro, del que además participaron los ministros bonaerenses Daniel Gollan (Salud) y Sergio Berni (Seguridad), y desde el lado porteño, Fernán Quirós (Salud) y Diego Santilli (vicejefe de Gobierno), estuvo cargado de desacuerdos metodológicos a la hora de cómo seguir sobre este sendero preocupante. Hubo algún momento para reproches entre ambas comitivas, sobre todo ante cuestionamientos realizados en los medios de comunicación. “Están reticentes”, resumió una fuente de la platense calle 6, sobre el plan para endurecer la cuarentena en las dos AMBAS, con serias chances de volver a la Fase 1. Pero hay una carta que desde el lado bonaerense juegan como para presionar a los porteños: “Cuando vieron los números de contagios y las proyecciones, las caras cambiaron”. De todos modos, Larreta repitió tras el encuentro una idea que aclara cada vez que puede: “Coordinados no quiere decir que todas las medidas sean iguales”. Métodos distintos.

Hay una realidad que iba a llegar tarde o temprano. Los famosos récord de contagios que no llegaron a finales de mayo, pero si asomaron con fuerza en junio y que amenazan crecer en julio. Desde la Provincia son claros: “Hay que reducir la circulación de personas para bajar los contagios”. Una idea lógica, pero que choca de lleno con el plan porteño de mitigar los efectos económicos y psicológicos de la pandemia en su población: apertura de comercios y permisos para salir a correr. La novedad de que el coronavirus ingresó a la clase política con positivos de la exgobernadora, María Eugenia Vidal; el intendente de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde; el diputado bonaerense, Axel Campbell y cinco funcionarios del Gabinete de Larreta, hace que surja un argumento más para aumentar las restricciones. “El virus no hace distinciones”, repiten en varios despachos bonaerenses, más allá de que se supone es algo obvio, pero no parece. “Lo vamos a estirar todo lo que se pueda. Pero si explota hay que cerrar”, advierten con dureza desde La Plata, con la esperanza de que Alberto oficie de mediador y convenza a Larreta de endurecer la cuarentena. “Después iremos viendo. Abrir y cerrar hasta que se normalice”, avisan como un plan posterior a una emergencia. En busca de acuerdos.

Esa delgada línea que caminan Kicillof y Larreta advierte que puede ser explosiva. Ante los récords de la semana pasada, Alberto mandó a cada gobernante a contar las camas de terapias intensivas y así trazar una línea de acción. Se sabe, más allá del daño y el rápido contagio que tiene el COVID-19, el riesgo mayor está en la saturación del sistema sanitario que provoque descontrol y con eso las postales calamitosas que llegaron de España e Italia. Sobre ese punto también hay datos a tomar en cuenta a la hora de comunicar. En la semana que pasó, el viceministro de Salud bonaerense, Nicolás Kreplak, aseguró que la capacidad de las camas de terapia intensiva en el AMBA “estaba en un 60 por ciento”. Una cifra alarmante, sin dudas, que trajo preocupación y algunas preguntas sobre la “rapidez” de ocupación, cuando desde marzo se viene alistando el sistema para el escenario más complejo. Tal fue el revuelo, que desde el propio Ministerio de Salud bonaerense tuvieron que salir a aclarar los dichos del funcionario y afirmar que en realidad en el AMBA la ocupación es del 54 por ciento. Desde Provincia, en algunas oficinas sostienen que en realidad la aclaración era a un informe “errado” que presentaron desde Nación. Para evitar discordancias en temas tan delicados, se decidió generar un tablero de control para monitorear la cantidad de camas ocupadas, sobre todo en las dos AMBA, la porteña y la bonaerense. Datos delicados.

Volver a la Fase 1 en el AMBA, como se deja trascender, presionará la Provincia para esta semana, que sin dudas será el eje de la discusión entre Nación, porteños y bonaerenses. Nadie quiere un sistema colapsado que obligue elegir a quién atender ante un contagio severo de coronavirus. Los más de 90 días que lleva la cuarentena, con efectos serios en la economía, sobre todo de comerciantes, autónomos y cuentapropistas que viven y trabajan en el AMBA, y también el agotamiento de la población al aislamiento, hacen que -más allá de que pueda ser lo correcto- volver a la fase más estricta sea una decisión que tiene muy bien meditada. Kreplak, el mismo que afirmó “comprar” una cuarentena hasta el 15 de septiembre, idea que Alberto Fernández en una entrevista afirmó “no sé por qué alguien dijo esa fecha”, volvió a ser la voz alarmista de la Provincia de Buenos Aires. “La única medicina que yo veo por ahora es bajar la circulación. Cerrar por 15 días todo”, lanzó.-

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