Los desafíos de Stolbizer

Margarita Stolbizer debe ser una de las políticas más queribles de los candidatos que han surgido en 30 años de Democracia. La titular de Generación para un Encuentro Nacional (GEN) despierta en el transeúnte que la ve caminar las calles del Conurbano y Gran Buenos Aires e interior del país esa sensación de política honesta y laboriosa a la que el renunciamiento del socialista Hermes Binner le posibilitó hacerse cargo de un barco que se hundía.

Hacía agua tras un trabajo de desarticulación de UNEN y Frente Amplio Progresista muy bien llevado a cabo por una Elisa Carrió que vendió hace tiempo su alma al diablo Héctor Magnetto.

Cuando Lilita pegó el portazo el año pasado, la coalición de fuerzas progresistas quedaba a la deriva y Stolbizer no permitió que la pitonisa, hoy al servicio de Mauricio Macri, se saliera con la suya, porque Carrió pretendía que todos, pero absolutamente todos los partidos opositores, se unieran para ir tras la candidatura del alcalde porteño.

La líder del GEN no le dio el gusto. Se hizo cargo del FAP y junto al cordobés Miguel Ángel Olaviaga dará la pelea en las urnas en un año en el que la oposición llega partida en varios pedazos y que, increíble y sugestivamente, exhibió a Macri haciendo todo lo posible para no ganar en agosto y octubre.

Sugestivamente, porque con todos los vaivenes que dio el jefe de Gobierno porteño, sobre todo con el portazo a algún acuerdo con Sergio Massa, dio y da la sensación para la sociedad argentina que para el macrismo las cosas deben seguir como están tras 12 años de kirchnerismo. Tal vez porque, como señalamos un par de meses atrás, es como si “por debajo de la mesa” hubiera guiños de ojos por doquier entre Cristina Fernández de Kirchner y Mauricio porque después de todo, el empresariado ligado a obras de infraestructura y otros negocios con el Estado nunca ganaron tanto como en esta etapa K.

Tal vez también, como una manera de dar paso a Daniel Scioli, que para los medios hegemónicos y el establishment representan lo mismo a la hora de hablar de negocios. Nos referimos a la visión de Magnetto y el poder real establecido, que no es la que podríamos abrazar quienes hacemos ANDigital.

Lo concreto es que Stolbizer tiene desafíos de relevancia en este año de elecciones. Primero, se nos ocurre, medir fuerzas frente a Elisa Carrió en las PASO. La titular de la Coalición Cívica puso numerosas condiciones a la hora de traccionar voluntades para el molino macrista: uno de esos condicionamientos fue que no hubiera espacio en Clarín, TN y La Nación para su “archienemiga” Margarita.

Por supuesto que los medios hegemónicos no necesitan que Carrió les sugiera nada sobre a quién ofrecer cobertura o censurar porque ellos son el poder en sí mismo a la hora de este tipo de decisiones.

Pero a la candidata del FAP le cuesta todo el triple de esfuerzo a la hora de ser considerada por los medios periodísticos para participar en debates o simplemente, que se ponche su imagen cuando los conductores televisivos –Nelson Castro, Eduardo Van Der Koy, Julio Blanck, Joaquín Morales Solá, María Laura Santillán, Santo Biassatti y hasta Santiago Del Moro, aluden a la contienda electoral presidencial. La labor de los colaboradores de prensa de la dirigente oriunda de Morón, es titánica y al final rinde sus frutos pero el ninguneo para la titular del GEN por no haber aceptado acordar con el PRO es tan grosero como repudiable.

El segundo desafío será desplazar de un tercer lugar a Sergio Massa, un objetivo que está al alcance de la mano a juzgar por el desmembramiento de un Frente Renovador del que se fueron todos y quedó Felipe Solá a milímetros de la puerta que quisiera traspasar para no pasar papelones en la contienda bonaerense.

Pero el olfato de varios analistas políticos –incluido el nuestro- está advirtiendo que en la Unión Cívica Radical hay mucha bronca porque Mauricio Macri accedió a que el centenario partido ubicara a Daniel Salvador como compañero de fórmula de la candidata a gobernadora por la provincia de Buenos Aires María Eugenia Vidal, pero no se incluyó radicales en las listas de legisladores.

Y en el resto de las provincias hay rebelión en la granja. La militancia jura y perjura que no votará al alcalde porteño que para hacer más desconfiable sus ganas por imponerse al kirchnerismo, incluyó como compañera de fórmula a la cuasi porteña Gabriela Michetti. De manera que los radicales miran de reojo todo y ven con simpatía la fórmula Stolbizer-Olaviaga y los hay también quienes acompañarán a Leopoldo Moreau y su Movimiento Nacional Alfonsinista dentro del FpV.

Sin duda alguna que el proyecto de Margarita Stolbizer es la construcción definitiva de una fuerza progresista que sea una alternativa seria para un electorado que no tenga por qué recurrir necesaria y hasta obligatoriamente a recetas de derecha en años de contienda electoral como la que asoma.

Si la realidad marca que el peronismo gobierna con el FpV y se inventa una polarización con Mauricio Macri, en 2015 Stolbizer quedó en un costado expectante y alentador con las banderas y los objetivos del Partido de Alem, Yrigoyen y Raúl Alfonsín como alternativa confiable.

En declaraciones al diario La Nación, la candidata del FAP calificó de "poco democrática" a Elisa Carrió, quien sugirió que declinara su postulación. "Es ella y otros sectores, pero se equivocaron. No miramos sólo octubre, buscamos sentar permanencia en el escenario político, dejar una bandera para las generaciones que vienen, lo que no hubiera sido de ninguna manera posible acordando con otros".

Y remarcó, en diálogo con La Voz del Interior el "sentido bien federal" de la fórmula presidencial al presentar al cordobés Miguel Ángel Olaviaga como su postulante a vice, de cara a las próximas elecciones.

Olaviaga es presidente del Grupo de Empresas Sociales de Trabajo Asociado (GESTA). Gremialista mercantil, fue elegido “Mutualista del año 2014”, en función de su prolongada trayectoria al servicio de la comunidad y de las entidades de la economía social.-