Olor a claro triunfo de Scioli en primera vuelta

En el marco de la última presencia de Cristina Fernández de Kirchner en la Bolsa de Valores de Buenos Aires, dirigentes empresarios de renombre ligados a empresas líderes intercambiaban gestos y miradas con el titular de esa entidad, Adelmo Gabbi, movían sus cabezas de forma inequívoca casi definitivamente convencidos de que el rumbo de la Argentina camino a los comicios de octubre está sellado: Hay olor a claro triunfo de Daniel Scioli en primera vuelta, refunfuñaban en voz baja y creían entender que  la reacción de los candidatos opositores, con sobreexposición ridícula de Mauricio Macri (PRO) y Sergio Massa (Frente Renovador), tras los horrores producidos en los comicios en Tucumán, alentaba aún más esa posibilidad.

El stablishment ya bajó los brazos, pero los medios hegemónicos persisten y persistirán en su intento por tensar la cuerda al máximo para lograr una estrategia que permita forzar una segunda vuelta en octubre. Esa premisa la aplica a rajatablas la dirigencia opositora, llevada de las narices por Héctor Magnetto, pero por más que dibujan porcentajes en las redacciones, luego de atado el carro al caballo y cargados los melones al azar, estos siempre terminan acomodándose y ordenándose solos, sin la mano de nadie: Y la verdad, irremediablemente  aflora. Una y mil veces lo hemos sostenido, al hombre (Daniel Scioli) no le entran las balas.

Ni siquiera aquel fugaz viaje a Italia en pleno diluvio en la provincia de Buenos Aires melló su imagen positiva. Por ello, los encuestadores dicen, de modo risueño, “tirás todas las fichas con las caras de todos los candidatos al aire y la de él siempre cae parada”.

Por ello, la semana pasada habíamos advertido que en las redacciones de Clarín y La Nación circulaban varias encuestas que daban cuenta de una suba de 4 puntos porcentuales del candidato del Frente para la Victoria (FpV), y de un estancamiento de Macri, pero terminaron por “arreglar” con tres medidoras la seguridad de una segunda vuelta –así se difundieron tres trabajos de campo– y esa trampa nos permitió recordar que dos meses y medio antes de los comicios de octubre de 2011 Clarín ganó las calles con ríos de tinta para asegurar que iba a haber un seguro ballotage y el resultado fue un lapidario casi 55 por ciento de CFK, con una diferencia abismal de 40 puntos sobre Hermes Binner (Frente Amplio Progresista).

También el vocero del gran diario argentino, Jorge Lanata, en 2011, tan obnubilado como todo el arco opositor tras el abultado éxito del reelecto jefe de Gobierno porteño Mauricio Macri en su distrito (en segunda vuelta, en julio de ese año), aseguraba que iba a haber ballotage en octubre.

El problema que tiene ahora la oposición es no caer en el ridículo, pero ya es tarde. Cada una de las propuestas de cambio que han expuesto tras los escandalosos comicios tucumanos, son imposibles de llevar a la práctica. Es el caso del voto electrónico y la boleta única. La primera opción, porque resulta inviable cambiar de sistema electoral a poco menos de dos meses de la elección. El reelecto gobernador por Salta, Juan Manuel Urtubey, recalcó en distintas notas televisivas que en su distrito demandó 2 años de prueba la implementación de este sistema; y respecto del empleo de la boleta única, porque según reza el artículo 54 del Código Nacional Electoral, debió consensuarse su opción con 90 días de anticipación y se está a 58 días de la primera vuelta del 25 de octubre.

Respecto de la boleta única o de la implementación del voto electrónico, el director nacional electoral, Alejandro Tullio, recalcó una y otra vez en notas radiales, televisivas y ante medios gráficos que “no se puede cambiar el sistema electoral una vez que estamos en medio de un proceso”, y descartó impulsar tales modificaciones de cara a octubre tal como reclamó la oposición.

Sin embargo, Tullio reflexionó que hay que “pensar de nuevo” la forma de votar: “Ahora, ¿acordarse en medio de un proceso electoral por algo deplorable que pasó, como es la violencia?”, preguntó en una nota que concedió a radio La Red, y agregó: “Los que pierden no son proclives a entender las bondades del sistema por el que pierden, lo que no invalida que haya control porque haya alteración y es posible que haya un fraude”.

Desde el Gobierno ven en la estrategia de la oposición la posibilidad de un acuerdo tácito entre Mauricio Macri y Sergio Massa, pero los candidatos y toda la tropa del FR advierten sobre la posibilidad de una dispersión y más fugas de dirigentes si Massa da un mal paso camino a octubre, como si no hubiera bastado con las idas y venidas de intendentes y legisladores que habían sellado un acuerdo con el alcalde de Tigre y terminaron por regresar “vencidos a la casita de los viejos” (FpV).

La oposición y el stablishment no pegan una. Los medios hegemónicos tampoco. Primero, porque varios de los detenidos en Tucumán por quemar urnas emulando a Luis Barrionuevo (Catamarca) responden al candidato radical José Cano; y, segundo, porque quienes convocaron a movilizarse en San Miguel de Tucumán a la Plaza fueron las fuerzas opositoras que ganaron la capital y no tienen cómo explicar que en este distrito y tres grandes ciudades más del “Jardín de la República” ganó la oposición. ¿Allí –en esas cuatro ciudades– no hubo “fraude”? ¿Solamente lo hubo donde ganó el FpV? Es insólita y ridícula esta contradicción.

Y hasta las últimas noticias derivadas de la causa por la muerte del fiscal Alberto Nisman se les vuelve en contra. Es que el juez Canicoba Corral acaba de acceder a la solicitud del fiscal Juan Pedro Zoni y citó a declaración indagatoria a la madre y la hermana del fallecido fiscal, a Diego Lagomarsino, el perito informático que le dio el arma que lo mató, y al empresario Claudio Picón, que le cedió una camioneta. Acaba de suceder esta novedad en este polémico caso. Por supuesto, Clarín remarca que la actitud de Canicoba Corral lleva agua al molino k.

Hay que recordar que la causa es por violación de normas bancarias y lavado de dinero, iniciada por la Unidad de Información Financiera (UIF).

Según publicó el diario Clarín, al que le creemos, el dato para abrir esa investigación lo aportó la madre de las hijas del fiscal y querellante, la jueza Sandra Arroyo Salgado, quien reveló la existencia de una cuenta bancaria en el banco Merrill Lynch en Nueva York por un total de más de 600.000 dólares que estaba a nombre de su ex suegra, Sara Garfunkel, su ex cuñada, Sandra Nisman, y de Lagomarino. Nisman aparecía como apoderado pero nunca había declarado la cuenta.

Entre los depositantes detectados figuran los empresarios Damián Stefanini –quien permanece desaparecido desde el 17 de octubre de 2014– y Claudio Picón, sobre quienes el juez dijo que “son gente que anda en actividades financieras raras, que por ahí pueden justificar algún dinero en el origen y no en el pago”.

Para el 25 de octubre, porque vivimos en la Argentina, falta una eternidad. Para el empresariado, medios hegemónicos y políticos opositores, que terminan jugando en un mismo equipo solidarios y acérrimos antikirchneristas, la primera vuelta está a la vuelta de la esquina y debieran caer en la cuenta que manotazos de ahogado terminan por jugar a favor de un Daniel Scioli que se atrinchera en la estructura del Partido Justicialista y del FpV, que ganó en las PASO en 20 provincias sobre 24, acaba de imponerse por 14 puntos en Tucumán y va camino a ganar en el Chaco y la primera vuelta de octubre, más aún si enfrente sólo hay gestos desesperados y propuestas inviables.