En el horno

“Alguien le dio la plata a López y no fui yo”, aclaró CFK, y Julio De Vido salió a batir el parche con la muletilla de siempre, con su denuncia efectuada vía Twitter de que todo se reduce a “operaciones mediáticas” en su contra.

…son extemporáneas e improcedentes, además de simples operaciones mediáticas.

— Julio De Vido (@JulioDeVido) 16 de junio de 2016

La militancia de base banca los trapos, respalda a morir a Néstor y CFK; en cambio, los personajes de relevancia en el mundo de la política, los medios de comunicación y la cultura, esperan un pronunciamiento mucho más serio por parte de la líder del kirchnerismo, que pareciera transitar por su etapa más difícil desde que, en 2008 empezó a dar batalla contra todas las corporaciones juntas, empezando por el campo y los medios periodísticos hegemónicos, encabezados por el Grupo Clarín.

Esa batalla contra todos a la vez que enamoró, por ejemplo, al Indio Solari y a actores, escritores, filósofos y a una muy buena porción de colegas periodistas.

Nadie está a salvo en el actual gobierno ni entre sus antecesores de estar salpicado por hechos de corrupción. Allí afloran entre tantos antecedentes las cuentas descubiertas tras las investigaciones periodísticas del affaire Panamá Papers; con casi una docena de funcionarios nacionales y de la Ciudad de Buenos Aires e intendentes (de Lanús, Néstor Grindetti, por citar un sólo ejemplo) o las cuentas del HCBC no declaradas, depositadas en Suiza, por las que la Justicia, vía la jueza Verónica Straccia y por pedido del fiscal Claudio Navas Rial, citó a declarar a 224 personas a comienzos de este año, tras una denuncia realizada por la AFIP.

Pero este caso de los bolsos repletos de dólares, yenes, joyas y relojes arrojados por José López entre los paredones de un monasterio, lo colmó todo. Porque se trató de una virtual película de suspenso que rozó lo payaso. Crónica TV se hizo un festín de subtítulos y placas que dieron cuenta de que, si a la película le hubiera faltado algo, la frutilla de la torta la puso el denunciante, increíblemente, de nombre Jesús.

Y cuando decimos nadie está a salvo de estar ligado o sospechado de cometer algún hecho de corrupción, valga como dato que, en el expediente que se sustancia en la Justicia, al conocerse datos de las últimos contratos de obras públicas firmadas por López en los últimos meses como secretario de Obras Públicas, hay una firma del empresario macrista Nicolás Caputo, adjudicatario para la obra civil de un reactor nuclear en Río Negro, con monto superior a los 800 millones de pesos.

Mientras que, entre los amigos del Poder asociados con el kirchnerismo, los investigadores encontraron esta semana en la propiedad del exfuncionario López, un contrato de alquiler de una propiedad a nombre de su esposa, y la empresa Austral Construcciones, el holding propiedad de Lázaro Báez.

La pena de todos estos entuertos es que la patria mediática la emprende solamente contra la clase política y hace la “vista” gorda con el empresariado. Es que son, precisamente, los empresarios los que sostienen económica y financieramente a los medios periodísticos. Los colegas “estrella” de cada medio se exhiben, una vez más, como esbirros y esclavos de quienes “bancan” las señales radiales, digitales, televisivas y medios gráficos.

Pero, en realidad, todo se conjuga como reza el tango “Cambalache”, “en un mismo lodo, todos manoseaos”.

Señalado todo esto, y con todas las reservas que uno pudiera tener respecto de si la expresidenta tuvo que ver o no con tanta corrupción que irrumpió con Lázaro Báez, Cristóbal López y José López, la explicación difundida por Facebook por parte de Cristina Fernández de Kirchner tuvo sabor a poco. A muy poco.

Poquísimo para aclarar tanto descalabro e impunidad que se le adjudica a sus dos mandatos presidenciales sumada la presidencia de su esposo Néstor Kirchner. Seguiremos aguardando una explicación.-