martes 23 de abril de 2024 - Edición Nº3685

Policiales y Judiciales | 4 may 2017

“No cierra”

Las dudas del caso Cartasegna

Hay puntos oscuros en el hecho que no fueron esclarecidos hasta el momento y que, con el correr de las horas, robustecen la versión de un autoatentado. Los detalles.


LA PLATA-BUENOS AIRES (ANDigital) “No me cierra”, explicó este jueves por la mañana el Procurador General de la Suprema Corte de la provincia de Buenos Aires, Julio Conte Grand, en declaraciones a la prensa, al referirse al atentado por parte de un tercero que habría sufrido el fiscal Fernando Cartasegna este miércoles, en su despacho.

Es que los hechos que se conocieron van en contra de la hipótesis planteada por el titular de la Fiscalía Nº 4 de La Plata, especializada en delitos de trata y pedofilia.

Para empezar, el fiscal estaba custodiado luego de que el pasado fin de semana denunciara haber sido víctima de una paliza a metros de su oficina, cuando contó que al menos tres personas con uniformes antiguos de la Policía Bonaerense lo abordaron y golpearon, al tiempo que lo amenazaban de muerte.

A pesar de contar con agentes asignados para protegerlo, Cartasegna le ordenó la retirada al efectivo que lo custodiaba; ello fue pasadas las 15 horas de este miércoles. De este modo, el fiscal decidió quedarse solo y, entre las 16.30 y las 17, fue encontrado en su despacho, atado de pies y manos y con un cable enroscado en su cuello.

Según el parte oficial, tenía las manos atadas con cinta por delante, sus pies estaban atados con el hilo con el que se anudan los expedientes judiciales y el cable del cuello fue tomado de una computadora; es decir, se emplearon elementos que se encontraban en su oficina.

La puerta de su despacho estaba cerrada con llaves y las mismas puestas del lado de adentro, la ventana que da al exterior posee rejas, por lo cual nadie puede salir o entrar por allí, también estaba cerrada la ventana por donde se atiende en Mesa de Entradas; de hecho, los guardias del Servicio Penitenciario Bonaerense que lo encontraron atado, ingresaron por ese hueco.

Cartasegna sostiene que no pudo ver al agresor porque lo atacó por atrás, aunque le ató las manos por adelante y, aún así, no pudo identificar ni un solo rasgo del atacante (no precisó siquiera qué tipo de vestimenta llevaba puesta, ni si era hombre o mujer; nada).

Veamos entonces el planteo de Cartasegna más a fondo. Si se trata de un mensaje mafioso por parte de policías y abogados caranchos, ¿por qué no terminaron con su vida, al tratarse de un segundo atentado? ¿Por qué no se llevaron nada de la Fiscalía? ¿Por qué no revolvieron el lugar en busca del polémico expediente? Estas son algunas de las dudas, pero en la línea planteada por el funcionario judicial aún hay más grietas.

El fiscal Marcelo Martini investigó la llamada “causa de los sobres” que tiene a 9 expolicías de la Bonaerense procesados y a punto de enfrentar un juicio oral, todos acusados de emisión y recepción de dádivas en concurso con asociación ilícita.

A pedido de él, la jueza de Garantías Marcela Garmendia (titular del Juzgado Penal Nº 5) ordenó la detención y la prisión preventiva para los ahora exaltos mandos en la capital de la Provincia. Si bien todos ellos están libres por un polémico fallo de Casación, la teoría de Cartasegna se cae ya que ni Martini ni Garmendia fueron golpeados o amenazados, e incluso el propio fiscal aseveró ante ANDigital que no tiene ni tuvo nunca custodia policial; en síntesis, el asunto no viene por el lado de la policía.

¿Por qué entonces golpearían a un fiscal que aún no tomó las riendas de una investigación que los compromete, y dejarían de atentar contra el fiscal y la jueza que los acusa? No tiene sentido, o al menos no parece tenerlo, porque en el mundo del hampa todo es posible. Por cierto, Martini dijo este miércoles en una entrevista con el canal C5N que “si bien no niego el hecho, el mismo no me cierra”.

Pero sigamos el razonamiento que acusa a la Bonaerense, teniendo en cuenta que una acordada de la Corte sostiene que en los hechos en los que una fuerza de seguridad esté mínimamente sospechada por un delito, la misma debe ser apartada de los procedimientos judiciales posteriores. Si se tiene en cuenta esta normativa vigente, a pesar de que Cartasegna denunció en la fiscalía de Ana Medina que los ataques del pasado fin de semana provenían (a su entender) de esa fuerza, fue la misma Bonaerense la que actuó este miércoles en el procedimiento de Policía Científica desplegado en su despacho. Con esto sobre la mesa, sólo quedan dos escenarios posibles: o el fiscal miente, o todos los policías que actuaron en el procedimiento de este miércoles (incluso los de Científica), deben ser apartados e investigados en otra causa penal, cosa que aún no ocurrió.

Otro punto oscuro es que, desde que comenzaron los ataques el pasado fin de semana hasta este jueves, pasaron cinco días. En ese período de tiempo no existe ni un solo sospechoso, ni un detenido, ni siquiera un identikit, nada probado en ninguna cámara de seguridad, no se registró absolutamente nada extraño, a pesar de que el fiscal sostiene que el sábado lo siguieron desde su casa, en el barrio de Gonnet, en La Plata, hasta su fiscalía en el centro de la ciudad.

También cabe la pregunta en el sentido inverso: ¿por qué el fiscal se haría un autoatentado? Ésta es una de las hipótesis que la fiscal Medina no descarta y un carril posible de su investigación.

Ahora Cartasegna fue licenciado de sus funciones por tiempo indeterminado, Conte Grand explicó que es porque “no está en condiciones anímicas de volver a su función debido al estado emocional que presentaba”.

Al asumir, el Procurador habría dado un ultimátum a los fiscales: “El que esté sucio se tiene que ir, porque lo vamos a sacar”, fue el mensaje que habría bajado a los instructores. ¿Irse como víctima para lavar los pecados es una motivación para un autoatentado? He aquí otra de las hipótesis a seguir.

Mientras tanto, se esperan novedades en la instrucción de Ana Medina. Sobre el otro lado del edificio judicial –que comprende las calles 7, 8, 56 y 57–, los jueces no están convencidos de que un tercero hubiera atentado contra Cartasegna. De hecho, abogados y funcionarios judiciales explicaron ante este medio que: “En calle 8 al fiscal no le cree nadie”. Incluso sus propios colegas fiscales parecen haberle soltado la mano: tras el primer atentado, todos se solidarizaron públicamente; luego del segundo, no hubo un solo comunicado que siguiera esa línea. (ANDigital)

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