Tras admitir “un error” y despacharse con furia hacia los hombres de su máxima confianza, la gobernadora firmó el Decreto 661/16 que deroga los polémicos artículos que preveían cárcel para quienes dieran información sobre el patrimonio de los funcionarios bonaerenses.
LA PLATA-BUENOS AIRES (ANDigital) A través del Decreto 661/16 (ver archivo adjunto), al que accedió ANDigital, la gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal derogó los puntos polémicos del Decreto 660/61 que generó un estruendo en el escenario político al fijar penas de prisión para quienes revelaran las declaraciones juradas de funcionarios.
Con el propósito de efectuar “la aclaración pertinente” de distintos “aspectos surgidos”, la mandataria provincial dejó sin efecto los artículos 1, 2, y 7 de la medida, tal como lo había anunciado a última hora del miércoles, cuando reconoció “un error” en la redacción de la iniciativa.
El decreto inicial preveía hasta cuatro años de prisión para aquellos que divulgaran información vinculada con el patrimonio de los miembros del Gabinete bonaerense, amparado en el artículo 157 del Código Penal.
Apenas se publicó en el Boletín Oficial, la determinación del Ejecutivo trascendió los límites de la provincia, y se instaló en la agenda nacional, lo que obligó a Vidal a desentenderse rápidamente de la tranquilidad que reinaba en el Plenario Nacional de Pastores Evangelistas en Mar del Plata, del cual estaba participando, para salir a aclarar que “se revisarían los puntos que generaran inquietud”.
Sin embargo, ello no fue suficiente y, mientras trinaba contra su equipo de trabajo y, en especial, contra el secretario de Legal y Técnica, Julio Conte Grand, quien intentaba explicar lo inexplicable en los canales de televisión, la gobernadora se pronunciaba a través de Twitter.
Si hay alguna cuestión técnica que generó dudas en el decreto vigente, será revisada.
— María Eugenia Vidal (@mariuvidal) 8 de junio de 2016
Lejos de conformarse con la rectificación en las redes sociales, y en una inédita reacción, reconoció formalmente la equivocación, para despejar y echar por tierra las teorías conspirativas que cobraban cada vez más fuerza y que empezaban a señalarla como la gobernadora que atentaba contra la libertad de expresión. (ANDigtal)