jueves 28 de marzo de 2024 - Edición Nº3659

Política | 31 oct 2017

Análisis

Colección Presos Primavera-Verano

Los Arrepentidores buscan sus Arrepentidos mientras se construye el tiempo de revancha. No basta con cargar los adjetivos sobre el lomo de los funcionarios. Proliferan los empresarios honorables que “se la llevaron en pala”, y se quedaron con “la parte del león”.


Por Jorge Asís (*)

“Que se arrepienta, doctor, dígale”, sugiere el Arrepentidor.

Alto Dignatario de la Justicia Federal. Lo escucha el abogado erudito. El Profesor que enseña Derecho. Está asociado a prestigioso estudio jurídico.

El Profesor tantea, con el Alto Dignatario, el camino de la libertad para su defendido. Víctima de la pericia maloliente que el Profesor se propone voltear.

El preso es el ideal para arrepentirse. Cuarentón, esposa joven, hijos pequeños.

“Si el suyo se arrepiente, doctor, pronto lo tiene en la calle”.

Para “disfrutar de la familia” y del “canuto” conquistado.

“Tiene que pasarse algunos días con mate y bizcochitos. Si cuenta, la justicia lo protege”.

Excelente negocio la delación

Cuando se cierra bien, el arrepentimiento suele ser un excelente negocio. En Brasil, ciertos “delatores premiados” hicieron más fortuna que con el delito originario.

Si se le encuentra la vuelta, la transparencia genera dividendos. Basta con las omisiones para enriquecerse.

Planteada la hipótesis cultural, al Arrepentidor le resta divulgar la novedad del arrepentimiento probable. Como si el Arrepentido ya estuviera a punto caramelo.

Es cuando el Arrepentidor se convierte en fuente. A través del intermediario, o de él mismo.

El periodista informado emerge aquí como el puente entre el arrepentimiento (que aún no se produjo) y la sociedad cándida que clama por la “justicia independiente”.

Con legitima credibilidad, el periodista anticipa la noticia que impacta: “Se aguarda el arrepentimiento de…”.

Instalación gratis del terror referencial entre los afectados por el arrepentimiento del que “está por arrepentirse”.

El arte de pasar la gorra

La Colección Presos Primavera-Verano conmueve el Bazar Persa de Comodoro Py.

Se alcanzó el éxtasis a partir de las detenciones de Roberto Baratta y de, la figurita más difícil, Julio De Vido.

Ni Baratta ni De Vido, según nuestras fuentes, planifican protagonizar escenarios de quiebre. De todos modos, la posibilidad que ambos se decidan a entonar la palinodia, genera insomnios alarmantes.

Sobran los poderosos sensibles, de la política y de las finanzas, pero sobre todo del ámbito empresario.

Ya el teórico Carlo Brioschi, en su “Breve historia de la corrupción”, “desde la antigüedad hasta el mani pulite”, sostenía que la corrupción es una avenida de doble mano.

No basta con cargar los adjetivos sobre el lomo de los funcionarios. Proliferan los empresarios honorables que “se la llevaron en pala”, y se quedaron con “la parte del león”.

En efecto, los empresarios, que oportunamente se anotaron en las licitaciones de la alegría, se desesperan. Mientras vuelven, los mismos, a anotarse en las licitaciones nuevas.

Muestran el costado vulnerable. Deben velar por el honor de su identidad. La vigilia de la humillación logra que dormir sea imposible. Imaginarse fotografiados con el casco y las esposas. De frente y de perfil. Como si los equipararan con el simpático Monito Minnicelli, o el insólito Contador Manzanares. O El Neolopecito, al que los amigos le hicieron una vaquita para juntarle 30 mil dólares, para pagar abogados.

Determinados empresarios cooperaron justamente con el Neolopecito, aunque tenía juntados “20 palos verdes vivos”. Le blanquearon nueve millones y medio. Con un solo fajo de los termo-sellados. El resto de los fajos termo-sellados permanecen en zona de misterio.

“Perdidos en la noche de los tiempos”, como decía otro teórico, santafesino, Rubén Cardoso, El Buscapié.

Los poderosos con miedo, por el arrepentimiento instalado, no pueden hacer el amor. Ni siquiera “fuera de casa”. Imaginan la vergüenza de los hijos, en simultáneo con la perversa alegría de los familiares que los desprecian. O sólo envidian, por haber coimeado bien.

Entonces deciden ir por el camino más sensato. Ponerla. Con quien se deba arreglar para evitar el escarnio.

Son salpicados importantes, capitalizados por una agenda significativa, con conexiones lo suficientemente aceitadas como para llegar al Arrepentidor. Con quien siempre compartieron un cóctel, una mesa de juego, algún viaje, la mesa filantrópica en un acontecimiento social de beneficencia, por cualquier hospital sonoro.

Todo Arrepentidor competente cuenta con un amigo o hermanito que prefirió lucrar desde el estudio con los pleitos. Sin encarar el sacerdocio, en el país de los ingratos, de producir Justicia.

Entre los desesperados que no duermen por las delaciones del Arrepentido (que no se produjeron), y la cotización racional de El Arrepentidor, se detectan diversas variables para ser estudiadas en el simposio que va a organizar el Portal. Sobre “el arte de pasar la gorra”.

El negocio del Arrepentido pasa por lograr la libertad (siempre relativa).

El beneficio del periodista que divulga consiste en constatar su condición de “comunicador bien informado” (tortitas negras).

El beneficiario fundamental del proceso es El Arrepentidor.

Cazador de murciélagos en el aire que consigue los datos invalorables para enlazar, en nombre de la Justicia, a los otros superiores culpables. Por vocación patriótica. Por ser un cruzado en la lucha contra la deshonestidad. Jamás por la pasión excluyente de pasar auspiciosamente la gorra.

Tiempo de cambio

Tiempos de cambio en el poder de la justicia. Las causas pasaron del congelamiento al microondas. ¡Se puede!

Determinado juez federal, vinculado al estudio pasado de moda -y que ya recaudó para el campeonato-, deja de tener gravitación. En beneficio de otro juez federal que talla, que disfruta de la centralidad en impecable sintonía con el camarista de altísima valoración moral. Con el estrecho entendimiento, de ambos, con el poder inmanente y real. Todos iluminados por la luz verde del Poder Ejecutivo, que se jacta carecer de operadores, mientras los operadores parecen autitos chocadores y dejan sin movilidad al distraído ministro peruano que se entera del juego por los diarios.

La Concordancia garantiza nuevos desfiles de modelos de la Colección Presos Primavera-Verano 2017/18.

Sigue el colorido con el excéntrico residente en el médano 1962. Detrás desfila aquel difícil moreno que recaudaba impuestos y se ufanaba del manejo informativo que lo blindaba.

También se aproxima, en la pasarela, el vasquito pintoresco que pretendía manejar la balanza justiciera desde el espionaje más amateur.

Mientras tanto, comienzan a vestirlos, con ropa escotada, a los socios vacunados, Cristóbal y Fabiancito. Para pasarlos por la cortadora de fiambre.

Sin disimulo, en el Bazar Persa de Comodoro Py tratan de instalar el desafuero de Máximo, para entretener contablemente a las fieras con el show parlamentario.

Además preparan el histeriqueo, con forma de citación, para la señora Florencia. Aunque con el objetivo explícito de desequilibrar a La Doctora. A la que se disponen, otra vez, a procesarla, hacia finales de noviembre. Por traidora a la Patria, para obturarle la ceremonia del juramento.

Mientras tanto, sigilosamente, con los testículos en los tobillos, son miles los hartos y hartas que construyen, con una paciencia admirable, el próximo tiempo de revancha. Por lo que se presume, el tiempo de revancha va a ser aún más atroz.

Continuará.

 

(*) Escritor y periodista

Publicado en JorgeAsisDigital

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