jueves 18 de abril de 2024 - Edición Nº3680

Política | 15 ene 2019

Opinión

El riesgo país bajó, el dólar se planchó, pero igual quieren adelantar los comicios en Provincia

Los datos de las últimas semanas puede ser la calma que antecede a una nueva tormenta. La clave: por qué el Banco Central no empieza a bajar la tasa de interés.


Por Roberto Feletti (*)

En las últimas dos semanas, desde el ingreso del tercer desembolso programado con el FMI, el mercado cambiario se estabilizó y el riesgo país disminuyó al compás de la suba de reservas internacionales del Banco Central con los fondos provistos por el organismo multilateral. El Ente Rector volvió a comprar dólares en el mercado abierto por primera vez desde junio de 2017.

Sin resolverse los desequilibrios externo y fiscal que aquejan al modelo macrista, súbitamente las variables que expresan las tensiones de esos desbalances se ordenaron en quince días. La explicación más difundida es el cambio de política monetaria seguida por la Reserva Federal en los EEUU, que al proyectar una moderación en la suba de la tasa de interés de los Fondos Federales para 2019, habilitaría una mayor liquidez hacia los mercados emergentes y por ende rápidamente los inversores de riesgos cortos y rentables habrían retornado a comprar títulos soberanos y opciones financieras locales. La velocidad con que ocurrió evidencia un apetito singular por los valores argentinos.

Desde esta columna pronosticamos que el Banco Central, en el verano, dejaría deslizar una tasa de devaluación mayor respecto del rendimiento de la tasa de interés para apropiar los “dólares comerciales” que fluirán producto de la buena cosecha en detrimento de los restringidos “dólares financieros” beneficiados por sendero de mayor tasa respecto de la depreciación del peso.

El posible cambio de escenario global planteado por el titular de la FED, Jerome Powell, pareciera haber alentado al BCRA a restablecer el “carry trade”, aminorando la rebaja de la tasa de interés de las licitaciones semanales de LeLiq y permitiendo que el tipo de cambio perfore el piso de cotización fijado para recomprar divisas.

Las preguntas que surgen son: ¿por qué el Ente Rector no profundizó la baja de la tasa de interés para llevar alivio a la golpeada economía real aprovechando que las reservas internacionales superaron los u$s 66.000 millones?, la respuesta inmediata pareciera ser que el impacto del escenario global no es tan relevante ni duradero como se ha afirmado. Entonces cabe otra pregunta: ¿se trata de una política transitoria para aprovechar la valorización financiera en un trimestre estacionalmente holgado en divisas, inflando además el precio de los títulos-valores para facilitar la salida de algunos fondos inversores, atrayendo a ahorristas tentados por la suba? La respuesta hay que rastrearla en los “fundamentals” macroeconómicos.

El desequilibrio de la cuenta corriente del Balance de Pagos para 2018 se estima en u$s 33.000 millones, próximo al 5,2% del PBI. En la presentación para el “road show” en Davos el equipo económico estima recortar ese déficit en u$s 19.000 millones y ubicarlo en el 2% del PBI, tanto por expansión de las exportaciones como por contracción de las importaciones. Si el cierre de 2018 proyecta un déficit comercial de u$s 4.800 millones, el ajuste externo de 2019 para alcanzar esa meta será superior a los u$s 23.000 millones, un esfuerzo notable si se tiene en cuenta que las ventas al exterior en 2018 fueron apenas un 8,3% superiores a las de 2015 y la contracción del nivel de actividad con un tipo de cambio retrasado debiera ser de 3 puntos del PIB para reducir importaciones en semejante magnitud.

El mejor equipo económico de los últimos 50 años, también en la presentación a Davos, estima el desequilibrio fiscal primario en cero, a pesar de que la recaudación de 2018 cayó 12 puntos reales producto de la recesión inducida por la política de ajuste, evidenciando que el equilibrio de las cuentas públicas sólo se alcanza en el marco de un ciclo expansivo.

Tampoco el sector público aporta al equilibrio externo. Los dólares ciertos que ingresa el sector público son u$s 28.900 millones (FMI + remanente de caja) y los potenciales captados en el mercado doméstico por la emisión de la oferta de Letras de Tesorería (LeTes) serían u$s 4.500 millones. Cifra al límite de los vencimientos.

Consecuentemente, los pronósticos sobre el desequilibrio externo y fiscal para 2019 no permiten avalar la actual euforia de los mercados que se expresa en la baja del riesgo país y del valor del dólar, porque no hay un flujo relevante de divisas hacia la Argentina por inversión y ni siquiera por deuda.

Sólo una recesión más profunda que la actual puede cerrar las brechas macroeconómicas. Tal vez por eso la gobernadora de la provincia de Buenos Aires descree del optimismo de los operadores financieros y persiste en el adelantamiento de las elecciones provinciales. Antes de que el ajuste la alcance.-

(*) Secretario de Economía y Hacienda de La Matanza. Exdiputado nacional del Frente para la Victoria.

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