viernes 29 de marzo de 2024 - Edición Nº3660

Campo | 5 may 2021

Al cruce

¿Lunes sin carne?: “La ganadería no es parte del problema, sino parte de la solución”

El IPCVA sentó postura en torno a la reciente declaración de interés ambiental a una campaña vegana por parte de la Legislatura porteña. Foco en el valor nutritivo.


CIUDAD DE BUENOS AIRES (ANDigital) Ante la declaración de interés ambiental por parte de la Legislatura porteña de la campaña “Lunes sin carne” y otros proyectos similares que se conocieron en los últimos días, desde el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA), recordaron que “nuestro sistema de producción mejora la fertilidad del suelo, evita la erosión y es beneficioso para la biodiversidad”.

Además, pusieron de relieve que “la carne vacuna es un alimento de alta calidad, rico en nutrientes esenciales como los aminoácidos de alto valor nutritivo que nuestro cuerpo no puede sintetizar en las cantidades adecuadas”.

“En el mundo se utilizan 2 mil millones de hectáreas de praderas y pastizales para la producción de ganado, de los cuales 1.300 millones sólo pueden ser pastoreados y no utilizarse para cultivos destinados al consumo humano”, precisó la entidad presidida por Juan José Grigera Naón.

Del mismo modo, indicó que “en nuestro país, el aporte de la ganadería vacuna a las emisiones totales del planeta es de solo 0,15 %”, al tiempo que “se destinan aproximadamente 65 millones de hectáreas a la ganadería, tierras que no son aptas para la producción de otro tipo de alimento para el hombre”.

“El uso de un área de tierra tan significativa a través del pastoreo implica que el secuestro de carbono (CO2) atmosférico en el suelo es más relevante de lo que se pensaba anteriormente. La energía utilizada por el ganado para vivir deriva de la fijación de CO2 a través de la fotosíntesis por parte de las especies forrajeras que consumen”, añadió el Instituto a través de un comunicado.

En igual tono, sostuvo que “el CO2 permanece en la atmósfera por mucho más tiempo que el metano producido en la digestión de los alimentos por los vacunos. Por lo tanto, si bien el valor de emisión del metano es mayor, cuya magnitud es motivo actualmente de revisión, al permanecer menos tiempo resulta en un efecto ambiental neto menor”.

“Cuando se habla de emisiones, el lobby de los países más industriales y contaminantes del mundo ha impulsado con una fuerte política comunicacional que se le preste atención exclusivamente a las emisiones pero no al secuestro. Ello pone en un pie de desigualdad a la producción de ganado vacuno, por ejemplo, en nuestro país los factores por defecto provistos por el IPCC subestiman en un 32 % la acumulación de carbono en la biomasa aérea de los renovales”, contrastó.

Acto seguido, expuso que “los sistemas de producción basados en el pastoreo contribuyen a mejorar la fertilidad del suelo, evitan la erosión, son beneficiosos para la biodiversidad y, en el caso particular de la agrosilvicultura, adicionalmente mejoran los ingresos de los productores derivados de la madera y el ganado que pastorea las forrajeras implantadas en el monte”.

“Las afirmaciones que favorecen una ingesta baja de carne son cuestionadas científicamente. La carne es un alimento de alta calidad bien conocido por los seres humanos rico en nutrientes esenciales, como los aminoácidos de alto valor nutritivo que nuestro cuerpo no puede sintetizar en las cantidades adecuadas, EPA (ácido eicosapentanoico), DHA (ácido docosahexaenoico) omega-3, hierro hem, vitaminas B12 y D3, creatina, carnosina, taurina, particularmente importante en el desarrollo cerebral de los bebés”, enumeró, para luego dar cuenta que “el consumo de carne debe considerarse también como una contribución para alcanzar el Objetivo número 2 Hambre Cero de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas”.

Y sentenció: “por eso, es importante destacar que la ganadería vacuna no es parte del problema sino parte de la solución”. (ANDigital)

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