“La concordia”, un viaje literario al espinal correntino

CIUDAD DE BUENOS AIRES (ANDigital) Un viaje puede transportarnos por un mapa, o también a modos de descentrar los territorios. En La concordia, su segunda novela, Carolina Sborovsky hace una inmersión narrativa al interior de la provincia de Corrientes, por espacios escasamente representados en la literatura argentina.

En esta obra publicada por Editorial Conejos, la protagonista vuelve a la estancia donde compartió parte de su niñez y adolescencia, y transita la incomodidad de dar cuenta de sí ante otros: un capataz, la hija de los puesteros y su hermano díscolo, las chicas de esa zona, cercanas en edad y lejanísimas en modos de vida.

Bichos, tajamares, machismo, aridez. Un tanque australiano, la fiesta en un galpón, un cementerio. Atravesar la tranquera del norte del país es, aquí, abrir un universo complejo. Desde una lengua tensada por la distancia con lo narrado y el acoplamiento oportunista al lugar, Carolina Sborovsky nos lleva por parajes rurales donde la naturaleza es tan hermosa como ajena, y el encuentro con quienes hubo cariño y cuidado se volvió un diálogo sordo.

La novela, tironeada entre la falsa empatía y la mala consciencia, pone en jaque la mirada sobre los modos de vida urbanos. Los personajes quedan desarmados, o directamente en offside en una geografía para la cual sus códigos sirven poco.

La concordia forma parte de una trilogía conformada también por El bienestar (2010) y El confort (de próxima aparición), e integra el nuevo panorama narrativo que elude la banalización de lo bucólico, el costumbrismo y la búsqueda de la tipicidad para plantear la perplejidad de la diferencia entre clases sociales, posiciones y territorios. Las escenas retratan climas y sonoridades de un litoral áspero, un settig rural por fuera de la pampa húmeda, que indaga por el influjo del espacio en las personas.

El viejo tópico centro/periferia vuelve en carne viva como mundos que se enfrentan desde un desprecio sutil y cargado de lirismo para discutir el imaginario de orden sobre la provincia.

“Barboza dice que conoce un lugar donde pueden desayunar y se mete entre las casillas enclenques. Frena delante de una fachada blanqueada a cal con cortina de tiritas de hule. En el pizarrón del frente aparece borroneado carniseria pan vermu. [...] Los chicos saltan de la F 100. Pisan la tierra agrisada, esa arcilla crujiente que sostiene el espinal correntino”.

“Vacas de piercing en la oreja, chismosas, mirando atontadas y de frente a los colectivos que desfilan por la gran manga de asfalto sin fin. Después, una terminal de pueblo, entre lumpenaje que merodea las plataformas y los perros hociqueando. [...] Le parece que salió hace tanto y al mismo tiempo que no termina de llegar”.

La autora

Carolina Sborovsky (Concordia, 1979) se graduó en Letras por la UBA y asistió a la Maestría en Escrituras Creativas de la Universidad Nacional de Colombia. Participó de la Escuela de Escritores del Rojas, trabajó para el área de Letras de la Fundación TyPA y dirigió la editorial El fin de la noche.

Publicó la novela El bienestar (El fin de la noche, 2010) y compiló la antología de narrativa Replicantes (2009, junto con Sebastián Hernáiz), y la de poesía Lo humanamente posible (2008, junto con Clara Muschietti). (ANDigital)