viernes 19 de abril de 2024 - Edición Nº3681

Panorama Bonaerense | 23 sep 2017

Bitácoras bonaerenses

¿Cristina debería aceptar debatir en el canal TN?

Durante los últimos días surgió una puja entre CFK y Esteban Bullrich sobre el lugar dónde realizar el debate de candidatos. Opciones, antecedentes y perfiles de cada uno.


Durante la última semana, el escenario electoral bonaerense giró en torno a la realización del debate de los candidatos a senadores nacionales de las distintas fuerzas. El dato no es menor, repercutió por todo el universo provincial con distintas expectativas y los competidores electorales tuvieron que salir a postularse al respecto. La hiper-centralidad de Cristina Fernández en esta campaña generó que la idea del debate protagonice las portadas de gran parte de los portales de noticias. Tras haber dado una entrevista a Infobae, un medio reconocidamente anti-K, la candidata de Unidad Ciudadana aceitó su campaña y en una recorrida por Berazategui puso la idea sobre la mesa. “Creo que ese debate se debe organizar en las Universidades. ¿Por qué? No creo que empresas privadas puedan estar organizando debates públicos”, dijo aguda la ex presidenta. Los debates tienen que darse en las universidades, fundamentalmente aquí en las del territorio bonaerense: las carreras de Licenciatura en Comunicación, de Licenciatura Audiovisual, muchas de estas universidades son el instrumento adecuado”, agregó. La aceptación de Cristina a un debate tuvo vuelo inmediato, desde 1País, Sergio Massa rápidamente salió a aceptar el desafío: “Nos tienen que decir día, hora y lugar porque estamos listos”, dijo el tigrense. Desde Cumplir, Florencio Randazzo también se sumó a la idea: “Nosotros queremos un debate público entre todos los candidatos. Nos parece importante que la ciudadanía pueda comparar nuestras propuestas, nuestras conductas, y nuestras ideas de cara al futuro”, manifestó el chivilcoyano. Por su parte, el candidato del FIT Néstor Pitrola también aceptó el convite. El desafío aceptado.

Un debate de los candidatos sería productivo para el electorado. Conocer las distintas propuestas de cada uno, saber sus posturas respecto a temas sensibles que preocupan a los bonaerenses y observar cuál es el desenvolvimiento de cada uno a la hora de enfrentar las preguntas de los moderadores y sus contrincantes. Pero, en el terreno político, sobre todo el bonaerense, siempre suceden pujas y condiciones de los candidatos –en especial de los que van primeros– a la hora de aceptar el desafío. Hasta no hace mucho, en la arena política prevalecía la frase del que “va primero no debate”.

Esa premisa puso sobre la mesa en 2015 el entonces candidato a presidente por el FpV, Daniel Scioli, en el primer debate que se realizó con los otros candidatos. El exmotonauta iba primero en las encuestas y finalmente no estuvo presente en el debate realizado el 4 de octubre de ese año. De manual, todos los candidatos apuntaron contra el ausente Scioli y lo usaron para intentar ganar puntos en esa contienda pública. El costo político para el exgobernador bonaerense fue alto, aunque no hay certezas de que haya afectado en gran medida su caudal de votos. La historia nos recuerda que Scioli ganó las elecciones del 25 de octubre, pero la ventaja sobre Mauricio Macri no fue suficiente para consagrarse presidente y ambos tuvieron que ir al ballotage. Antes de esos comicios, los dos candidatos se enfrentaron mano a mano en un debate, donde el ganador fue el entonces jefe de Gobierno porteño. El 22 de noviembre, en la segunda vuelta, Macri se consagró presidente con el 51,34 por ciento (12.997.938 votos), sobre Scioli con el 48,66 por ciento (12.317.329 votos). Antecedentes.

En este 2017, con elecciones legislativas en curso, pero que tienen una connotación de gran trascendencia por la participación de la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner y figuras de peso político como Massa y Randazzo, el debate también adquiere una importancia de gran magnitud. Pero el camino también se encuentra con piedras que impiden su final certero. Muchos observan como un “capricho” o una jugada para despistar la intención de CFK de querer realizar el debate en una Universidad Pública. Pero, desde el otro lado, el candidato de Cambiemos, Esteban Bullrich, tras largos días de silencio, habló y también puso sus condiciones. “Nosotros firmamos un compromiso para debatir donde generalmente se hace”, dijo el candidato de María Eugenia Vidal, en referencia al estudio televisivo del canal Todo Noticias (TN), perteneciente al Grupo Clarín. En lo que surge como un dato curioso, Bullrich explicó: “Tres de los cuatro ya firmamos el compromiso para ir (…) Estaban los representantes de Cristina y ellos no firmaron el compromiso”. La postura/condición del representante del oficialismo deja mucha tela para cortar. Por un lado, se puede aceptar que quiera hacer valer el compromiso firmado con TN por Massa, Randazzo, Pitrola y él para realizar el debate el 4 de octubre. Pero en la balanza de las prioridades, es llamativo que un exministro de Educación de la Nación, como lo fue hasta hace dos meses, no prefiera optar por hacer un debate en una universidad pública. Otro dato es que Bullrich dijo que se firmó un compromiso “para debatir donde generalmente se hace”. El dato que aporta es, cuanto menos, errado por no decir alejado de la realidad. Si bien el canal TN tuvo la predilección para realizar distintos debates electorales, no es un lugar exclusivo o donde la clase política esté obligada a plasmar un intercambio de posiciones. Además, en 2015, los dos debates presidenciales no fueron realizados en exclusiva en ese canal, sino más bien en la Facultad de Derecho de la UBA, organizado por la ONG Argentina Debate y donde los moderadores fueron periodistas de distintos medios periodísticos. Dato no menor, el debate fue transmitido en vivo no sólo por un canal, sino por varios de aire, de cable y hasta por YouTube. Si bien ésta es una elección legislativa, no se entiende la postura/condición del candidato de Cambiemos de querer privilegiar un canal sobre otros, o incluso sobre alguna universidad pública. Duelo de condiciones.

Los dos candidatos que encabezan las encuestas, los dos candidatos que –salvo una super contingencia– ya son senadores nacionales, no logran ponerse de acuerdo para encarar un debate que sería sano para una sociedad. En los pasillos de la política, muchos analistas sostienen que la intención de Cambiemos es intentar llevar a un terreno “enemigo” a Cristina y someterla a dejar de lado la pelea que tuvo durante gran parte de sus dos mandatos presidenciales con el Grupo Clarín. Otros sostienen que el oficialismo quiere asegurarse cierto trato especial para su candidato. También están quienes sostienen que la postura/condición de Bullrich se basa en una negativa inquebrantable de Cristina de pisar suelo de Clarín y, por lo tanto, el debate no vería la luz. Lo cierto es que por ahora todo es un duelo de posturas y predilecciones de escenarios de los candidatos de Unidad Ciudadana y Cambiemos que no parece vislumbrar acuerdo. Final abierto.

Las encuestas sostienen que, pese a que las PASO las ganó Cristina, por estos días Bullrich encabeza las preferencias electorales por pocos puntos. Tanto en el bunker del Instituto Patria, como en la Gobernación saben que será una elección reñida y mano a mano. Con este escenario, la pregunta es: ¿Un debate público perjudica o no a un candidato que encabeza las encuestas? En una escenario polarizado y la pelea voto a voto, la respuesta en principio puede ser que sí. Surgen varios escenarios posibles y con ello el costo político. El primero es que no se realice el debate y surjan acusaciones cruzadas por la culpabilidad. El segundo es que se realice un debate en una universidad con la ausencia de Esteban Bullrich y el costo político de su mano. El tercero es que se realice en el canal TN, con la ausencia de Cristina, y un costo político de su mano, mayor en este caso por las represalias mediáticas que se desplegarán desde el oficialismo y el Grupo Clarín. Este escenario es el más probable, no sólo por el acuerdo firmado por Cambiemos, 1País, Cumplir y el Frente de Izquierda, sino porque los intereses comunes de estos cuatro candidatos, sumado a relaciones especiales de algunos con la corporación mediática, pueden plasmar que se realice el debate en ese terreno. El cuarto escenario es que se realice en una Universidad, con todos los candidatos, con distintos moderadores y transmisiones por diversos canales, similar al del 2015. Este sería el ideal y relativamente más equilibrado para los cinco candidatos. El juego de probabilidades.

Pero en la política también existe el riesgo y el efecto sorpresa. En la actualidad, es Cristina quien más necesita de un debate para poder sumar votos, esa es la razón de las dos entrevistas que hasta ahora dio. En los papeles, la expresidenta es la mejor preparada para encarar un debate, sería necio negar la capacidad de oratoria y rapidez discursiva de Cristina, más allá de cualquier postura ideológica a favor o en contra. Además, su figura (fue presidenta dos veces) impone respeto y quedó demostrado en las entrevistas que hasta ahora realizó la exmandataria. Pero sobre la cancha se ven los pingos, dice la vieja frase popular. Hay quienes no dudan de la picardía de Massa o la soltura de Randazzo, y la siempre buena preparación de Pitrola. Hay que decirlo, en los papeles, Bullrich corre con cierta desventaja sobre sus rivales y basta con remontarse a la campaña para las PASO, cuando el candidato de Cambiemos protagonizó más de un derrape, fallido y errores en vivo, que hasta dejaron estupefactos a la propia Gobernadora. Si alguien tiene que arriesgar es Cristina y la mejor forma de hacerlo sería aceptar un debate en TN, “de visitante y con todo el público en contra”, como dicen en algunos pasillos, y demostrar su capacidad en el debate, donde seguramente será el blanco de los otros candidatos y moderadores.

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